Lo que está ocurriendo en Lampedusa nos avisa del futuro que le espera a toda Europa. Auténticas oleadas de inmigrantes siguen llegando en masa desde otros continentes mientras que la población autóctona no consigue formar familias ni asegurar el sostenimiento de su población debido a sus precarias condiciones materiales y, sobre todo, a todo tipo de venenosas ideologías anti-familia y anti-natalidad con las que han sido bombardeados desde hace más de 50 años.

A los inmigrantes se les abren las puertas desde dentro. Todos los países y gobiernos de la UE (quizá con la excepción de Hungría y Polonia, aunque parece que los polacos también empiezan a ceder) están comprometidos con este plan genocida contra los pueblos de Europa.

Se ha creado todo un sistema de intereses que beneficia este gran reemplazo. La izquierda, llena de auto-odio, ve en esta importación masiva de población no europea una especie de redención por los supuestos males (reales o imaginarios) que los europeos han cometido en el pasado. Aunque, por supuesto, también los ven como su futura clientela política. Y no olvidemos el enorme negocio que hay detrás de la gestión de la inmigración (ONGs, barcos negreros, centros de MENAs, ayudas a la integración, Cruz Roja, etc) todo regado con la máquina de imprimir dinero que tiene el BCE.

Pero la derecha política y empresarial no se queda atrás. Si la izquierda hace negocio con la inmigración no digamos el dinero que ganan muchas patronales a corto plazo importando en masa a toda esta mano de obra barata. Lo que parecen no darse cuenta estas patronales es que cuando nuestros países sean los mismos estados fallidos que los países de origen de los inmigrantes los beneficios desaparecerán. Y algunos perderán algo más que la cartera. Habrá que hacerles ver que la supervivencia étnico-cultural de España y del resto de Europa es más importante que sus beneficios.

Todo seguirá igual. Dentro de la UE no hay solución posible. Seguirán llegando en masa, seguirán recibiendo todo tipo de ayudas, seguirán las nacionalizaciones, y las regularizaciones, seguirán multiplicándose, aumentando la inseguridad ciudadana, la islamización y las bandas violentas, imponiendo sus costumbres y modos de vida a una población autóctona que se irá convirtiendo en extranjera y minoritaria en la tierra de sus antepasados.

La única salida es una revuelta nacional en cada país europeo que derroque el régimen existente, que saque de inmediato a su país de la UE, que militarice las fronteras, deporte a la inmigración sobrante, prohiba por ley la contratación de extranjeros que no sean estrictamente necesarios, expulse del sistema educativo a todos los agentes que envenenan a los alumnos con todo tipo de ideas tóxicas, prohiba a los medios de comunicación de masas continuar con su agenda de la reducción de la población y lleve a cabo un plan de recuperación demográfica a largo plazo de nuestros países.

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