Enrique López

Enrique López

Me quedo de piedra oyendo y leyendo la “sorpresa de los atentados de Túnez” y que, este país, “era un ejemplo de estabilidad y seguridad».

Que lo digan los políticos, empeñados en tratar de encontrar países islámicos “tranquilos”, en su afán de anestesiar a Occidente frente a la amenaza musulmana, se puede entender que no defender. Pero que a este coro de fariseos se sumen los “bocachanclas” de los periodistas aúlicos y los “expertos” en la materia, de medio pelo me deja aun más estupefacto.

Túnez aun no se a recuperado de esa tormenta llamada, por los “tontos útiles” occidentales, “primavera árabe” que no fue otra cosa que la caída de regímenes autoritarios “laicos”, abriendo las puertas a los islamistas de todo pelaje y condición.

¿Cómo puede ser “seguro” un país que tiene mas de TRES MIL de sus ciudadanos enrolados en actividades terroristas en las bandas criminales que asolan Oriente Medio y Africa?.

¿Se puede tildar de “segura” una nación en cuyo gobierno se sientan islamistas, por muy “moderados” que digan que son?.

Estos mortíferos atentados se veían venir. Era solo cuestión de tiempo. Como siempre que esto acontece los asesinos son “Mohames” y los muertos y heridos europeos.

Estos, los europeos, y dentro de este termino incluyo, a australianos, neozelandeses, sudafricanos y americanos de raza blanca, deberían pensárselo dos veces antes de hacer turismo en estos países sobre los que ondea, desafiante, la sangrienta media luna mahometana.

Hay muchos museos que visitar, playas que disfrutar, bellas ciudades que conocer en Europa para que haya que hacer turismo de “alto riesgo” por esos lares.

Aprovechemos nuestra “vieja Europa” antes que los invasores islámicos la hagan irreconocible o la destruyan.

Antes de que se cumpla el destino trágico de ser “Eurabia”, por culpa de nuestra dejación y cobardía. Por culpa de la complicidad de la casta política empeñada en descristianizar nuestras tierras y entregarlas a la horda criminal y sucia de los islámicos.

Y si algún turista blanco, de crucero de lujo, tiene el morbo malsano de ver negros y moros sueltos por las calles que visiten Alicante, Barcelona, Valencia, en España, o Marsella, en Francia. Eso si, si quieren verlos “al natural” en sus putrefactos barrios, antes que contraten un buen servicio de seguridad, si no quieren salir robados, violados o , a lo peor, en un coche de la “morgue”.