Hoy día muchos nos hacemos la misma pregunta:

¿Quién o quienes son el enemigo?.

¿Quiénes son los responsables de que el mundo vaya tan mal y que en mayor o menor medida los ciudadanos pasemos penalidades y vivamos en unas sociedades que se dirigen a su propia autodestrucción?.

Pues en mi opinión el mayor enemigo que tenemos los ciudadanos de occidente son sin lugar a dudas: las élites de las altas finanzas que dirigen la banca, las Corporaciones Multinacionales y los grandes especuladores de los mercados bursátiles.

Uno podría llegar a la errónea conclusión que estos elementos se rigen únicamente por intereses económicos; pero se equivoca. Desde luego el enriquecimiento forma parte de sus objetivos, pero detrás de todo existe un proyecto político que podemos llamar básicamente como «New World Order» o «Nuevo Orden Mundial».

Todo esta castuza de empresarios y banqueros están a su vez dirigidos por globalistas-sionistas como los Rothschild, Rockefeller, etc …

Digamos que ellos representan el Estado Mayor del ejército enemigo. Pero ¿quiénes forman sus fuerzas armadas?, ¿quiénes son sus sicarios?.

Pues las unidades de combate del enemigo están formadas por: los medios de comunicación generalistas (sobre todo televisiones), los políticos, las ONGs y los Lobbies de presión (feministas, LGTBI, ecologistas, etc…).

De entre estas fuerzas enemigas la más peligrosa y letal es sin duda los periodistas al servicio del Sistema.

Alguno en cambio podría razonar que los más peligrosos para el ciudadano son los políticos pero está en un error pues los políticos dependen de la imagen que ellos mismos se crean para de ese modo atraerse el voto de los ciudadanos. Sin embargo son los medios de comunicación los que manipulan la realidad que nos rodea y crean una imagen irreal «una realidad alternativa» sobre la cual los políticos tejen su tela de araña.

De nada servirían todas las campañas publicitarias, las fotos besando niños o dando la mano a los ancianos si los periodistas hiciesen su trabajo y destaparan las miserias de los candidatos y la verdad oculta tras sus programas políticos.

Pero ocurre que más allá de las apariencias periodistas y políticos hacen causa común cuando aquellos que pagan sus campañas electorales o financian sus plataformas audiovisuales ordenan que es necesario someter a la población a «un reseteo»: social, moral, económico y político.

El que posee el dinero (la banca) tiene la capacidad de imponer sus criterios; no sólo a los políticos, sino también a los medios de comunicación pues unos y otros dependen de financiación para seguir existiendo. Por lo tanto el que gobierna la banca controla el mundo.

Es entonces cuando el ciudadano se encuentra realmente desamparado pues antaño sacar a la luz pública los escándalos de partidos y personajes de la política podía acabar con un proyecto diseñado para llevarnos a «una Nueva Normalidad».

Por esa razón afirmo que son los periodistas del Sistema los directamente responsables de todos los males de esta sociedad actual, porque son ellos los que manipulan la realidad para hacernos comulgar con ruedas de molino.

Durante la crisis del Chinovirus se nos ha dicho una y mil veces desde los medios de televiSION que debemos confiar en: nuestros gobiernos, en la UE, la OMS y sobre todo en los periodistas «profesionales e imparciales». Así; desde que empezaron a comercializarse los productos transgénicos inyectables del lobby farmacéutico han sido los periodistas los que han hecho posible la vacunación de una gran parte de la población porque han apoyado sin fisuras las medidas gubernamentales, al tiempo que han ocultado «el lado oscuro de las farmacéuticas» y en casos como la Pfizer o del filántropo Bill Gates es más oscuro que los cojo**s de Kunta Kinte.

Tal vez los políticos en el gobierno no merezcan la confianza de los ciudadanos hasta el punto de que las personas se decidieran a participar de un experimento farmacéutico por voluntad propia. Por esa razón los principales partidos políticos, independientemente de sus siglas, ya estuvieran en el gobierno o en la oposición, decidieron apoyar las tesis de la Big Pharma y de la OMS, una organización que en teoría debería vigilar la mala praxis de las farmacéuticas pero que en cambio recibe jugosas donaciones de elementos como Bill Gates y compañía. Que para el caso es como si dijéramos que el sueldo de la policía y de la fiscalía de Chicago se encargara de pagarlos la mafia de Capone.

De todos modos aunque líderes: socialistas, liberales, marxistas de medio pelo, independentistas-regionalistas y «patrioteros» a caballo, unieran fuerzas para «El Gran Reseteo», siempre habría un sector de la población que desconfíe de la casta política y es aquí donde entran los periodistas. Famosos presentadores de las tertulias mañaneras que tan pronto nos hablan de lo maravillosas que son las farmacéuticas y sus productos, como son expertos vulcanólogos o se arrogan el papel de defensores de la conciencia colectiva para con los más necesitados seres humanos del Tercer Mundo que llegan a Europa en pos de un futuro mejor.

Que el 80% de las personas de este país se hayan inyectado al menos una vez «el coctel» de las farmacéuticas: Pfizer, AstraZeneca, Jansen y Moderna se lo deben a los periodistas, no a los políticos.

Politicastros bufones bigotudos rebuznando desde su trono regionalista y diciendo chorradas como «por lo civil o por lo militar» no han conseguido obrar el milagro. Tampoco un payaso con gafas de sol que ha hecho carrera en televisión por su talante políticamente incorrecto habría convencido a los ilusos españolitos de a pie para inyectarse.

En cambio; el bombardeo incesante de las grandes estrellas mediáticas de la televisión han logrado que la mayoría de la población pase por convertirse en carne de cañón de la Big Pharma y de las élites globalistas que dirigen el gran reseteo, porque los ciudadanos confían en los presentadores de la tele.

Por otra parte nada les place más a los miembros de la logia con intereses en las farmacéuticas, que enriquecerse a costa de la salud de la población mientras implementan sus planes para un mundo globalizado. Por eso es importante tener en cuenta que si bien la crisis del Chinovirus está reportando enormes ganancias económicas, también hay que tener en cuenta que el objetivo político es someter a la población a través de las medidas de contención epidemiológica impuestas por los políticos a sueldo.

Restar libertad al pueblo y que este lo acepte de buena gana es algo complicado. Hay que tener mucho cuidado en cómo efectuar las reformas liberticidas ya sean estas: sociales, legales, educativas, económicas y políticas necesarias para que los ciudadanos no se rebelen durante el proceso. Es necesario lograr que la población no sólo no proteste contra las reformas, sino que incluso exija que se apliquen unas medidas políticas que recorten sus libertades individuales bajo el título de «por el bien común».

Esto únicamente se puede conseguir con la participación de la casta periodística (la infantería o los sicarios que forman parte de ese «ejército enemigo» al que me referí al comienzo del artículo).

Las líneas editoriales de los diferentes medios de televisión sin importar a que grupo empresarial pertenezcan son idénticas.

«Obedece a los políticos».

«La OMS nunca miente».

«Las farmacéuticas salvarán al mundo».

«Haz caso a la televiSION».

«Los periodistas velan por la verdad y el derecho a la libertad de expresión».

«La Globalización es buena».

«Los negacionistas son los verdaderos culpables de la situación».

«Así ha sido y así se lo hemos contado».

De haber tenido en este país medios de comunicación independientes (independientes de: la banca, la logia y la avaricia) la crisis del Chinovirus hubiese durado un telediario (nunca mejor dicho). Por desgracia los periodistas al servicio de esas élites empresariales se han convertido en el enemigo nº1 de la ciudadanía.

Los europeos/españoles no sólo hemos sido traicionados por: nuestros políticos, nuestros economistas, nuestros maestros de escuela, nuestros médicos, nuestros magistrados y nuestros religiosos (no todos pero sí la mayoría). También los periodistas han formado la punta de lanza del segundo reseteo (el 1º fue el ataque a las Torres Gemelas en el 2001).

Nunca antes los ciudadanos hemos estado más desconectados de los intereses espurios de políticos y medios de comunicación como en la actualidad. Tanto es así que la línea que divide aliados de enemigos no se puede definir en la actualidad por cuestiones ideológicas o estatus económico, porque todos los ciudadanos hemos sido traicionados sin excepción.

No importa que se trate de liberales de derecha, de izquierdistas, de comunistas o de patriotas. Las medidas nos han afectado a todos por igual y los líderes políticos y las figuras relevantes de los medios de televisión «nos han llevado al huerto» con su versión de la realidad.

La mayoría ha aceptado el mal menor porque aquellas voces que les advierten de que van directos a un precipicio están siendo silenciadas sistemáticamente por los mismos que en teoría deberían defender el derecho a la libre expresión, mientras les señalan de «Negacionistas».

Lo repito; sin el concurso de la mayoría de periodistas de este país, jamás la castuza política hubiese sido capaz de convencer al 80% de la población aborregada de que se inoculase el «bálsamo de fierabrás» de las farmacéuticas, que en algunos casos han sido incluso condenadas en los tribunales como responsables de crímenes contra la salud publica.

Los ciudadanos deben recuperar el control sobre sus vidas arrebatándoselo a periodistas y políticos.

Tengamos presente que tanto los unos como los otros dependen de los votantes/tele-espectadores para subsistir. Apagar la televisión y negarles el apoyo en las urnas es el primer paso para recobrar la libertad que nos han quitado a través del miedo.

Por último lanzar una idea fuerza:

No importa lo que te digan los perrodistas de: «Gangrena 3», «Telainco», «La Secta» o cualquier otro canal de televiSION.

Si no estas vacunado y no te vas a vacunar recuerda que no estas solo. Millones de personas en el mundo están a tu lado.

No desesperes, ni te dejes atemorizar por lo que te digan: periodistas, políticos, médicos o «expertos».

Tu salud es tu derecho y sólo a ti te pertenece. No corresponde al gobierno ni a las organizaciones supranacionales tomar la decisión sobre el bienestar de tu organismo.

Eres un ciudadano libre y únicamente a ti te corresponde tomar la decisión. No te dejes convencer por los medios de televisión.

La libertad de elección no es un capricho; es un derecho.

Únete a millones de voces en el mundo y grita;

¡YO NO ME VACUNO!.

Víctor García

oms