Estos días la prensa ha publicado la noticia del aumento de los cotizantes inmigrantes a la Seguridad Social en el mes de febrero. Forma parte de la campaña de publicidad del gobierno de cara a las elecciones, consistente en que Rajoy y el gobierno del PP nos han salvado de la quiebra gracias a su política económica.

La realidad es que Rajoy no nos ha salvado de nada. Simplemente se está aprovechando de la barra libre de dinero que el BCE está creando de la nada y prestándoselo al gobierno español. Dinero que habrá que devolver algún día con intereses. El “milagro” de Rajoy simplemente está consistiendo en aumentar la deuda externa hasta el infinito y, como hacen siempre nuestros políticos, ya se apañará con el problema el que venga después de él. Y ni siquiera eso, porque el aumento del crecimiento ni de lejos se acerca al aumento de la deuda.

En cuanto a las cotizaciones de los inmigrantes, la verdad es que el aumento ha sido un ridículo 0,51%. Es decir, prácticamente nada. Se supone que hay algo más de cinco millones de inmigrantes empadronados en España a 1 de enero de 2014. Cifra engañosa, ya que el año anterior hubo un bajón de más de medio millón en el número de empadronados. Puede ser que de verdad se hayan ido o puede ser que, debido a las nacionalizaciones masivas de cientos de miles de inmigrantes que los dementes del gobierno han llevado a cabo en plena crisis (en vez de enviarlos a sus países de origen), toda esa gente desaparezca de la estadística de extranjeros y pasen a ser “españoles”.

Las cotizaciones de los inmigrantes ha sido una de las mayores estafas al pueblo español de los últimos tiempos. Se justificaba su entrada masiva con un simple argumento: todos estos millones de inmigrantes vienen a trabajar donde los vagos españoles no quieren. Al trabajar cotizarán a la Seguridad Social y harán funcionar la economía. Además, con ese dinero se pagarán las pensiones de los ancianos españoles. Y, como los inmigrantes son más jóvenes en general, el gasto que producirán será mínimo. Un negocio redondo.

Mientras duró la burbuja de crédito inmobiliaria se pudo disimular el engaño, y eso que ya en aquella época el porcentaje de inmigrantes que cotizaban era muy bajo. Pero ahora ya es escandaloso. Se nos dice que poco más de un millón y medio de inmigrantes cotizan a la SS. Si en total hay más de cinco millones, resulta que sólo cotiza el 30%, o lo que es lo mismo, el 70% de los inmigrantes no cotiza a la SS. En comunidades como la valenciana la cifra se acerca al 80% ¿cómo es posible?¿no venían a hacer el trabajo que sobra? Por lógica, la cifra de cotizantes extranjeros debería ser elevadísima, pero ocurre lo contrario. Es muy baja. Y aún peor, al ser sueldos muy bajos en general, sus cotizaciones también lo son y, también por ser bajos sus sueldos, la gran mayoría no hace tampoco la declaración de la renta, por lo que sus ingresos al Estado son mínimos. Añadiendo sus altísimas tasas de paro y de trabajo irregular, la inmensa evasión de capitales que llevan a cabo enviando dinero a sus países para aprovecharse del tipo de cambio de sus monedas con el euro (en especial los chinos) y que los cinco millones tienen derecho a prestaciones y ayudas de todo tipo, vemos que la inmigración masiva ha sido un negocio ruinoso para España.

Aún peor. Esta inmensa cantidad de mano de obra barata ha presionado los salarios a la baja y ha precarizado totalmente el mercado laboral. “La auténtica reforma laboral en España ha sido la inmigración”, repiten las patronales, principales beneficiarias de este fenómeno. Las consecuencias las vemos en el mercado laboral ultra-precario que sufrimos hoy en día. En estas condiciones y en un contexto de crisis, está fuera de toda duda que esta masa de inmigrantes está ocupando trabajos que deberían ocupar trabajadores españoles, en especial jóvenes. Además, esta inmensa cantidad de mano de obra de baja cualificación hace imposible el necesario cambio de modelo productivo que necesita España. Mientras los empresarios tengan tanta cantidad de mano de obra barata para contratar, no van a hacer ningún esfuerzo para modificar el actual modelo económico, basado en una economía de servicios de cualificación media-baja.

Las pensiones no se pagarán trayendo más inmigrantes. Todo lo contrario, con mas de cinco millones de extranjeros (nacionalizados e ilegales no empadronados aparte) el gobierno ha gastado el 40% de la hucha de las pensiones, por lo que poco están aportando en este aspecto

Las pensiones se pagarán con más actividad económica, con más productividad laboral, con más natalidad española y con menos inmigración.  La inmigración no sólo no hace ninguna falta sino que, como hemos visto, sólo es un lastre que empeora la situación.