Enrique López

Enrique López

Dicen que este moro muza tiene mucho predicamento entre sus “fieles”. Al menos su mensaje es claro: que los soldados musulmanes no vayan a misiones internacionales donde “enfrente” haya otros musulmanes.

Al “imancito” parece que también le molestan ciertos distintivos regimentales. ¡Vaya por Dios o, mejor, vaya por Ala!.

Si es “problemático”, según el enturbantado, irse a Mali o Afganistan, pongo por ejemplo, ¿Qué pasaría si contra quien hay que apuntar las armas es con el enemigo fundamental y, diría yo, casi único, de España: Marruecos?.

¿Qué pasaría si los tiros fueran contra las tropas del “comendador de los creyentes”?. ¿Contra sus primos, hermanos y demás familia en Marruecos?. Seamos sinceros: su “lealtad” sería fiable o, mas bien, todo lo contrario.

La inmensa mayoría de los moros alistados en nuestros Ejércitos son de Ceuta y Melilla, descendientes de aquellos marroquíes a los que un tal Felipe Gonzalez regalo el pasaporte español haya por 1985, creo recordar.

Yo dudo mucho de su fiabilidad. La Historia nos recuerda como en Annual o en Sidi Ifni, cuando las tornas vinieron mal, “nuestros” moros se pasaron en bloque al bando marroquí.

Y no se me diga el ejemplo de la Guerra de Liberación, pues en aquella contienda, frente a los moros nacionales no había otros moros, a los cuales pasarse.

Ya paso, no hace tantos años, que terroristas etarras, aprovecharon su paso por el Ejercito para hacerse expertos en tiro y en bombas. Ahora, a buen seguro, estará pasando lo mismo. Al menos no les paguemos encima su futura traición.