Al indocumentado de Rufián de ERC (Escoria Republicana de Cataluña) le ha salido su homólogo en el PPP (el Putrefacto Partido Popular). Hablamos de Javier Maroto.

De la misma forma que hace un tiempo apuntábamos la definición de «rufián» en otro artículo  ahora vamos a hacerlo con la de «Maroto». Eso sí, en portugués. Y es que a diferencia de lo que nos atribuyen los medios del Sistema, nosotros somos gente bien culta y además de en política estamos instruidos en muchos temas.

Maroto: «Que tem malícia. Indecente. Lascivo.»

Tiene gracia, ¿no? Como comentamos en el caso de Rufián, el destino es caprichoso con los nombres. Es como si Dios les hubiera marcado de antemano.

Pues bien, Maroto ha declarado que Marine Le Pen es un «enemigo» y un «riesgo» para el proyecto europeo, y ha comparado al Frente Nacional con Podemos, asegurando que la única diferencia entre ambas formaciones es la «islamofobia». Hace falta ser «maroto» para decir eso.

En la foto de debajo no sabemos qué quiere decir con ese gesto ¿está haciendo alarde de ser masón?

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Cambiando de tema, vamos a hablar un poco de Rufián. El Español, el periódico que preside el del corpiño rojo y cuya hija contaba en una revista lo maravilloso que fue cuando se enamoró de otra mujer, le llevó al Valle de los Caídos de excursión para que dijera que «aún no se ha hecho de este mausoleo fascista lo que debería ser». ¿Y tú, Rufián, qué dirías si alguien te dijera que todavía no se ha hecho contigo lo que debería ser? Además nos dice que la derecha de hoy en España es «neofranquista». No hace falta más que ver lo neofranquista que es tener en primera línea a Maroto.

Rufián, espabila que empiezas a ser muy empalagoso y cada día te queda menos. Te van a echar a un
vertedero de basura en cuanto las encuestas les digan a tus jefes masones que te tienen que echar. Ya te dijimos que eres un tonto útil para captar el voto de charnegos desarraigados, acomplejados y traidores. En este momento ya se te puede considerar un juguete medio roto. Cuando no se puede destacar por lo bueno hay que recurrir a lo extravagante; lo que pasa es que al cabo de un año ya cansas.