Constantemente, desde la patronal y desde sectores neoliberales, escuchamos declaraciones en las que se culpa a la legislación laboral existente en España de la crisis. Según su punto de vista, si la legislación fuera más flexible permitiría ajustar los horarios y los salarios. Un ajuste que, con los niveles de paro e inmigración que sufrimos, consistiría en más horas de trabajo y salarios más bajos. Pero según ellos, dicho ajuste permitiría la creación de empleo. Nosotros no lo tenemos tan claro.

De hecho, salarios más bajos y trabajar más horas puede ser incluso contraproducente, ya que hundiría aún más la demanda. Si las clases media y trabajadora tienen menos dinero en el bolsillo y menos tiempo para gastarlo ¿cuándo van a consumir? Esto es consecuencia de la falta de visión global de la economía que tienen algunos empresarios. Ellos sólo piensan en los trabajadores de su empresa, pero no ven que esos trabajadores también son consumidores y que si bajamos los salarios y aumentamos el horario laboral de todos los trabajadores de todos los países nadie consumirá nada, con lo que la economía empeorará aún más. Eso sin tener en cuenta las consecuencias personales sobre el trabajador que, al estar más horas en su puesto y ganar menos, será menos productivo aún y tendrá peor calidad de vida, sin contar el mayor riesgo de sufrir accidentes laborales.

Si se llevara a cabo la propuesta seríamos más “competitivos”, ¿pero a qué precio?¿respecto a quién? Sería a costa de reducir nuestro nivel de vida de forma drástica. En China y en Bangladesh también son “competitivos” trabajando catorce horas, con sueldos de miseria y sin derechos de ningún tipo, ¿es eso lo que queremos? Y por mucho que trabajemos más y cobremos menos, nunca podremos competir en ese sentido con ellos, ni con los marroquíes, ni los nigerianos. Por lo tanto, esa medida es lo contrario de lo que hay que hacer. No necesitamos salarios más bajos aún. Además, incluso con la actual legislación laboral los salarios no paran de bajar y no parece que la situación mejore ¿de verdad son los salarios altos el problema de España?

Es volver a tropezar otra vez con la misma piedra, llevamos treinta años insistiendo en el mismo modelo económico y sí, hay más trabajadores que antes y el PIB nacional ha subido (aunque se ha derrumbado los últimos seis años) pero el PIB per capita respecto a la media europea, el poder adquisitivo y la calidad de vida han empeorado, la precariedad laboral es un mal endémico, los jóvenes cualificados emigrando en masa, el acceso a la vivienda un sueño para muchos, el paro juvenil un escándalo y la posibilidad de independizarse y formar una familia algo casi imposible, con lo que la natalidad se ha hundido en España poniendo en muy serio peligro nuestra supervivencia nacional a medio plazo. Ya hay mucha gente hipotecada que no llega a fin de mes, ¿qué les pasará si les bajan el sueldo y al mismo tiempo les suben la hipoteca, como es previsible que ocurra cuando suban los tipos de interés?

Así, lo que necesitamos es más financiación de la banca a los empresarios para que puedan crear riqueza y trabajo, más dinero (y no menos) para que trabajadores y clase media puedan consumir lo que producen, más educación, más tecnología y más innovación. Y desde luego, menos inmigración, que ha agravado todo este proceso, ha disparado el gasto público y es un grave obstáculo para el cambio de modelo económico que necesita España.

Aún así, ese cambio no se puede hacer de un día para otro. El desguace nacional llevado a cabo por el PSOE y el PP los últimos 30 años no se va a arreglar en dos días. El desmantelamiento industrial y la destrucción del sistema educativo fueron las primeras medidas del PSOE tras llegar al poder en 1982, obedeciendo órdenes de sus amos franceses, alemanes y, en menor medida, americanos, que veían con preocupación que España se estaba convirtiendo en un peligroso competidor. Los costes energéticos también son un problema para las empresas. A la moratoria nuclear llevada a cabo por el PSOE se añadió la privatización de nuestras empresas energéticas, asegurándonos que los precios bajarían, cuando ha pasado lo contrario y además, en el colmo del absurdo, nuestra principal empresa eléctrica, ENDESA, se privatizó para que al final acabara en manos del Estado italiano.

Pero parece que la patronal no entiende el problema y sigue pidiendo menos salarios y más inmigración (aunque en esto último, curiosamente, coincide con sindicatos y demás grupos de izquierdas), porque estamos en un círculo difícil de romper: salarios bajos llevan a una productividad baja, para compensarla se demanda más mano de obra, más inmigración y salarios bajos otra vez y vuelta a empezar. Y si a esto le añadimos barra libre, es decir, educación, sanidad y todo tipo de servicios gratuitos incluso para los inmigrantes ilegales, llegamos a donde estamos.

Esto es lo que hemos tenido con PSOE y PP. Queda claro que el problema no son los “salarios altos” y que “necesitemos inmigrantes” como repiten socialistas y liberales, sino el contrario, sobran inmigrantes y hacen falta obreros españoles cualificados y que estén recompensados por ello con mejores salarios. Cientos de miles de trabajadores españoles cualificados se están marchando de nuestro país por las malas condiciones laborales y salariales que se les ofrecen en España, mientras que recibimos a cientos de miles de extranjeros infra-cualificados. Esto es simplemente desastroso para nuestra economía. Si no paramos este proceso y las reformas que se nos están imponiendo desde instituciones internacionales, nuestra economía no se va a recuperar, ni en dos años, ni en diez ni en veinte.