A veces el destino es caprichoso con los nombres. Este es el caso de un diputado de ERC, un partido en el que hasta el logotipo es masónico y que lleva manchado de sangre desde el inicio de sus andanzas en 1931, con Companys, y durante el Régimen del 78 con Terra Lliure. Este individuo se llama Gabriel Rufián, aunque bien se le debería llamar Gabriel «El rufián». ¿Os acordáis del tipo con cara de dibujo animado que hacía el ridículo en el Congreso diciendo que era un «charnego» de abuelos andaluces y que era independentista? Pues es él.

Si consultamos el diccionario la palabra «rufián» se define como: «Persona sin honor, perversa, despreciable». Más apropiado, imposible.

Este elemento se permitió el lujo de escribir a través de las redes sociales un mensaje en el que irónicamente comentaba que en la España actual Otegi no se puede presentar como candidato mientras Democracia Nacional puede celebrar el 12 de Octubre.

A ver, rufián («rufián» con minúscula): ve dile a la cara a nuestro militante Jorge del Valle y a otros vascos exiliados en la tierra de tus abuelos que debe ser ilegal celebrar el 12 de Octubre mientras que, por el contrario, tus amigos responsables de la destrucción de miles de familias pueden campar a sus anchas, como ocurre hoy. Nadie te va a tocar un pelo, pero nos gustaría ver la cara que pones. Díselo a los simpatizantes de DN que recibieron una paliza (puñaladas incluidas) en Barcelona por parte de tus compinches separatistas, justo tras un «aviso» de Jordi Borrás. Díselo a las dos chicas golpeadas salvajemente por separatistas hace pocos meses sólo por defender a la selección nacional de fútbol en Barcelona. Parece que a Rufián le va muy bien como diputado en la capital de su odiada España. Dicen las malas lenguas que se está pegando una vidorra considerable con el dinero de todos los españoles. Esos españoles «que ens roben». Parece que no es tan «puro» cuando pacta y se presenta a las elecciones con la Convergencia de los Pujol, uno de los partidos más corruptos de Europa. Ni habla tanto cuando a Pedro Varela le tratan como en la peor de las dictaduras, ni cuando toca denunciar la islamización de Cataluña o la violencia y la competencia desleal que los manteros ejercen en Cataluña contra policías y pequeños comerciantes catalanes. También se queda mudo cuando se descubre que George Soros financia a la separatista «agencia diplomática catalana» o cuando el Estado de Israel apoya discretamente la secesión catalana. No. Esos problemas no importan. Lo que importa es defender al terrorista condenado Otegi. Ese es el gran problema para los millones de catalanes de clase media y trabajadora.

Y otra cosa: ¿no te das cuenta de que te quedan dos telediarios para que te conviertas en un juguete roto al que echarán al mismo vertedero de basura en el que le encontraron? Sabemos por cómo hablas que no eres un genio, pero tampoco te creemos tan tonto como para no darte cuenta de eso.

Luis Capdevila

rufian