Como todas y cada una de las veces que desde DN avisó del modus operandi de la extrema izquierda volvemos a tener razón. Acaba de salir a la luz que Ada Colau recibió un sueldo de 1973 euros al mes desde septiembre de 2013 hasta agosto de 2014 por parte del ejecutivo de Trías, el alcalde de Barcelona en aquella época y que, además de Colau, también tenía a sueldo al movimiento okupa de la ciudad.

Hace unas semanas Manuel Canduela ya nos avisó en el programa «Aquí la Voz de Europa» de cómo los políticos de turno financian y dotan de impunidad a la ultraizquierda. Muchas veces la trama consiste en pagar un sueldo con fondos públicos a un agitador que va engañando a tontos para que vean lo «molón» que es jugar a ser okupa. Ellos van y le hacen caso, pero no ven un duro.

Los que vivís fuera de Barcelona os preguntaréis cómo semejante bicho ha llegado a ser alcalde (o alcaldesa, o lo que sea eso…). Las claves son tan sencillas como llevar a cabo una campaña mediática de dimensiones colosales, la ignorancia de lo que verdaderamente se cuece en la trastienda del ayuntamiento y la decadencia de la sociedad que viene a manifestarse en el pecado de la envidia. Aquéllos que votaron por ese elemento por fin pueden pensar: «por fin veo a alguien más vago, sucio y feo que yo y además es alcalde de Barcelona».

¿Y qué es lo que verdaderamente mueve a Colau? También la envidia. Esta gentuza no soporta ni la excelencia ni el bien vivir. Es por eso que a través de sus campañas incitan a los niños y a la juventud a echarse a perder con el feminismo y la ideología de género. «No som ni roses ni blaus i volem jugar a tot» (no somos ni rosas ni azules y queremos jugar a todo) rezaba la indignante campaña de Navidad del ayuntamiento de Barcelona para que las niñas, en vez de hacerse mujeres puras, femeninas y cultas, salgan como Colau.

Por mucho que se empeñen en fabricar un mundo unisex, a nadie le gustaría tener una hija o una madre como Ada Colau. Es por eso que rezaré un poco por su hijo Luca para que no acabe como su tocayo de la famosa canción de Suzanne Vega.

Vamos a ver, votantes de la izquierda… ¿Pero no veis que están pagando un sueldo a estos vagos para que les hagáis el trabajo sucio que ellos nunca harán? Si no, que se lo pregunten al marido de esta señora, al que acaba de colocar por un sueldazo que podéis consultar en internet.

¿Hace falta que os digamos todo esto o de verdad no os dais cuenta?

Pedro Fernández