Enrique López

Enrique López

España es el único país del mundo donde se habla hasta la saciedad del “problema del paro”, sin embargo su íntimamente ligado “problema de la inmigración-invasión” es silenciado e ignorado, so pena de excomunión laica, cuando van íntimamente ligados.

Los datos son difíciles de rebatir: el 51% de los inmigrantes son “parados de larga duración” y, añado yo, de muy difícil colocación, toda vez que vamos a un modelo de empleos cualificados y la inmensa mayoría de los “foráneos” son de ínfima cualificación laboral y carecen de formación profesional.

Por mucho que mejoren los datos económicos el paro sigue siendo el farolillo rojo de la economía nacional.

Según la Organización Internacional del Trabajo, pese a este despegue económico, en 2019 la tasa de paro en España seguirá en un terrible 21,43%. Recordar que en 2010 era del 20,23%. Toda una década de paro altísimo, toda una decada de «lucha» estéril contra el desempleo.

Pese a ello en 2013 batimos un nuevo record de entrada de ilegales, aumentando en el 48,5% la entrada de invasores candidatos al parasitismo social.

Igualmente a pesar de estas perspectivas en 2013 el “responsable” gobierno Rajoy regalo el pasaporte español a 261.300 inmigrantes, justo un 126,12% MAS que en el año anterior. Mas parados de larga duración y con pasaporte español.

Esto es lo que ocurre cuando se pasa de 1.572.000 inmigrantes (en 2001) a 5.711.000 (en 2012). Una verdadera invasión con total impunidad e indefensión de los españoles.

Mientras que los “Arriolinos” del llamado Partido Popular y los no menos demagogos de los demás partidos del Sistema no hagan un acto de arrepentimiento y reconozcan que el “problema del paro” no es un problema de más trabajo sino de EXCESO de mano de obra extranjera, imposible de absorber y cuya única salida es que se vayan. Así de claro. O, condenarnos todos los españoles a más impuestos y menos servicios sociales (para nosotros) para pagar a estos parásitos a perpetuidad, que nadie llamo, pero que tampoco nadie quiere expulsar. Lo contrario de lo que ocurre en el RESTO de Europa.

adivina