Mar en calma, estulticia europea, buques de guerra y de las Fuerzas del Orden convertidos, contra natura, en transbordadores y cómplices de los nuevos traficantes de seres humanos, franquiciados por el terrorismo islámico.
Nunca mejor dicho «por la caridad entro la peste». Hace siglos la peste negra contamino Europa entera – despoblando países enteros -. Fue introducida a través del puerto de Marsella, por barcos provenientes de las escalas de Levante. Desconocían los marselleses lo que se les avecinaba.
Ahora no hay desconocimiento. Ahora son nuestros propios buques los que van al encuentra de los portadores de la nueva «peste negra», el islamismo, la miseria, la sarna, el sida, las venéreas, la tisis…
Ahora son «nuestros» irresponsables políticos los que no solo no evitan esta «importación» destructora, sino que la favorecen con acogidas y derechos para quienes quiebran cualquier brizna de legalidad.
Mientras burócratas y políticos discuten sobre el sexo de los ángeles, a nuestras costas arriba la marabunta, en un solo día, 5.ooo en Italia, mas de cien en España. Comienza la “temporada estival” invasora. Esto es la avanzadilla de los meses que nos esperan.
Que no nos engañen. Son millones los que aguardan en África ser transbordados. ¿Hasta cuando? Lean “El campamento de los santos” (Jean Raspail, 1973).
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