En el distrito escolar más grande de Virginia están implantando la identidad de género bajo el amparo de sus políticas educativas de no discriminación pese a la fuerte objeción de la mayoría de los padres de alumnos.

En una bulliciosa audiencia, la junta escolar del condado de Fairfax votó sí por mayoría aplastante a dar cabida a estudiantes y profesores transgénero.

Esta nueva política se aplicará en clases desde preescolar y permitirá a profesores transgénero estar en contacto directo con los niños y comportarse como tal.

Los padres están preocupados por la privacidad de los menores, pues se generaría un caos y no se podría dictaminar a qué baños y vestuarios deberían dirigirse, al acceder a estos servicios personas de sexo opuesto.

En un principio, el consejo que promovía el cambio prometió garantizar un trato justo para todos, pero, tras la votación, comenzaron las injusticias.

Tal y como afirma Elizabeth Schultz, único miembro de la junta que se opuso al cambio, «el presidente Obama y su Departamento de Justicia y el Departamento de Educación van a empezar a decirle a los distritos escolares: «Si no incluye la identidad de género, vamos a quitarle toda financiación federal»».

También afirman que retirarían los fondos para el comedor gratuito de los alumnos con pocos recursos.

El presidente de la Coalición de Valores Tradicionales, Andrea Lafferty, cuyos hijos han estado  matriculados en escuelas Fairfax durante muchos años, afirma lo siguiente: «Lo que ocurrió en Fairfax no es sólo acerca de Fairfax. Ahora es una cuestión nacional».
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