La periodista andrógina y separatista con Ballesteros como segundo apellido, Empar Moliner, quemó esta semana un ejemplar de la Constitución Española. Sí, sí, de la Constitución del 78. La misma Constitución que ha hecho proliferar a estos elementos indeseables y a permitirles hacerse famosos y tener un sueldo público en vez de estar en la marginalidad, como les pasaría en cualquier otro país del mundo.

No nos importa si alguien quema la Constitución o la deja de quemar, pero sí que la utilice como algo representativo de España. Es decir, que lo que nos está dando a entender es que está prendiendo fuego a un símbolo de España, como puede ser la bandera nacional. ¿Os acordáis de los que quemaron unas fotos del Borbón hace unos años y fueron a juicio? Pues es lo mismo. Utilizan estos subterfugios para ultrajar a España.

El engendro de Ballesteros es un sucedáneo de humorista al estilo Monzón (el Wyoming). Unos tipos que no sabemos si son machos, hembras, hermafroditas o qué es lo que son y que están obsesionados con imponernos una sociedad tan depravada que hasta ellos pasarían desapercibidos en ella. Además las únicas risas que provocan son las de aquellas personas crueles que se ríen de la desgracia ajena. Por mucha satisfacción que dé a Ballesteros ver como España se va por desagüe, siempre será una infeliz. Sabe que nadie, por izquierdista que sea, querría tener una hija, una esposa o una madre como ella.

Y como no, esta historia no podía acabar sin otro sucedáneo de periodista surgido de las alcantarillas de esta sociedad: Jordi Borrás. Este elemento ha publicado un mensaje de apoyo en Twitter en el que dice que también le apetece quemar los mismos libruchos con el hashtag «Métele fuego». Al menos esta vez no ha habido heridos como cuando publicó la ubicación del bar donde unos chicos fueron acuchillados inmediatamente después, pero es conviniente avisarle de aunque tenga ganas de quemar cosas, es mejor que se reprima, porque jugar con fuego es peligroso.

Como no habrá ningún juez que tome medidas por ultrajar a España y Ballesteros se declara animalista, vamos a ver si algún trabajador indignado con toda su familia en paro se harta de esta parásita subvencionada y le expone su indignación de la única forma que entienden los animales.

Joan Puig.

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