Hay quien dice que hay casualidades en todas partes menos en el crimen, sin embargo cuando hablamos de esta maravillosa e idílica democracia nadie debe desconfiar. ¡Y menos cuando hablamos de cosas tan serias como es la protección de la naturaleza!

Si vemos el gráfico de abajo confeccionado por Democracia Nacional con datos oficiales extraídos de MAGRAMA (Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente) vemos que poco después de dejarnos el tío Paco se empieza a disparar la superficie calcinada. Observamos también que cada vez que hay especulación inmobiliaria por arte de magia empiezan a aparecer picos y cuando ésta decae, valles. Señores lectores, ya sé lo que estáis pensando. Que estamos insinuando que los incendios están relacionados con la especulación y por tanto con los políticos. ¡Nada más lejos de la realidad! Nosotros no hemos dicho eso. Además, ¿habéis oído algo de esto en los medios o por parte de asociaciones como Pacma, Grin Pis y demás? Pues eso quiere decir que es pura coincidencia. Los que no seáis tan jóvenes os acordaréis del «todos contra el fuego» y otras campañas televisivas con las que nos bombardeaban durante los años ochenta y noventa y que se pagaban con el erario público. Ya sabéis que todos los incendios están causados únicamente por tirar colillas mal apagadas en la carretera o por hacer barbacoas. Como con el malvado genocida del tío Paco todo estaba prohibido, ni se fumaba ni se hacían barbacoas, y por eso no había tantos incendios. Esa es la verdadera razón y no otra. Vamos a ver, señores. Para acabar de cargarse lo poco que queda de los cuarenta años de prosperidad y de libertad que tuvo España antes del Régimen Borbónico actual lo único que falta es que dinamiten los pantanos. Aquí menos el librucho ese que engendraron en el 78 ya se ha quemado todo. Francisco Lago

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