La última «emergencia social» atendida por el gobierno izquierdista-separatista valenciano y varios ayuntamientos de Castellón ha sido enviarle una carta a las parejas que han sido padres para aconsejarles que «valencianicen» sus nombres y apellidos, en el caso de que éstos sean de origen castellano. Esta campaña forma parte de otra más amplia de este gobierno, cuyo objetivo es implantar en la Comunidad Valenciana la misma política educativa, cultural y lingüística que los independentistas han llevado a cabo en Cataluña. El objetivo es la catalanización gradual de la Comunidad Valenciana hasta su integración final en unos «Países Catalanes» independientes del resto de España.

Otro de los objetivos es que la toponimia de la Comunidad se exprese únicamente en valenciano, aunque se hable en español. A los farsantes del PP les ha faltado tiempo para criticar estas campañas del gobierno valenciano, pero habrá que recordarles que, en el año 2006 el PP, con mayoría absoluta, aprobó un Estatuto que calificaba a la región como «nacionalidad histórica» y que en ese mismo Estatuto se decía que el español no era lengua propia de los valencianos. Era sólo una lengua «oficial». Nada nuevo, el PP siempre ha colaborado activamente con este proceso, especialmente desde la época de Aznar. En 1998, Aznar, por orden de Jordi Pujol, entregó la educación y la cultura de la Comunidad al separatismo catalán.

Ahora bien, todos estos que dicen defender la «identidad valenciana» ¿lo hacen realmente? 

El PSOE, Compromís y Podemos, desde luego que no. No sólo porque buscan la catalanización de la región, sino también su islamización. Ha sido realmente obsesiva la actitud de este gobierno, en especial la de su vice-presidenta Mónica Oltra, en importar masivamente inmigrantes y «refugiados» a la Comunidad. En un instituto de Alicante, directamente se enseñaba a las alumnas cómo ponerse el velo islámico. Como siempre, esto no es cuestión de partidos pues fue con el PP de Francisco Camps y Rafael Blasco cuando la Comunidad fue literalmente invadida por cientos de miles de inmigrantes, especialmente musulmanes, cuyo número está empezando a crecer de manera preocupante en la Comunidad, sobre todo en los pueblos. Blasco (posteriormente encarcelado por corrupto) llegó a premiar a la líder de los musulmanes de Valencia.

Pero la identidad de un pueblo no es sólo su lengua ¿qué ocurre con su historia y sus tradiciones? En la Comunidad, como en toda España, están ligadas de manera inseparable a nuestra identidad cristiana, pero estos supuestos «defensores de lo valenciano» no paran de atacarla, en especial Ribó, el alcalde de Valencia, que no pierde ocasión en ridiculizar tradiciones cristianas tan arraigadas como la festividad de los Reyes Magos. Suponemos que esa es la razón por la que la Logia Blasco Ibáñez de Valencia le galardona con premios.

Y ante todo esto ¿qué nos ofrecen el PP y Ciudadanos?¿defender nuestra auténtica identidad valenciana, hispana y cristiana? nada de eso. Nos ofrecen la cultura anglo-yanqui como cultura de sustitución. En la educación proponen el trilingüismo introduciendo el inglés en la educación pública, algo dudosamente legal. En el ocio nos ofrecen el pollo frito de KFC, las hamburguesas y la ultra-azucarada Coca Cola de McDonalds en detrimento de nuestra salud y de nuestra gastronomía local. En lo comercial nos ofrecen gigantescos centros comerciales en las afueras de las ciudades junto a una legión de comercios asiáticos dentro de las mismas, una pinza mortal con la que la industria y el comercio locales no pueden competir. En agricultura lo mismo: lo que nos ordenen desde Bruselas, aunque nos perjudique…

Esto no puede seguir así. Claro que se puede poner nombres valencianos a los niños valencianos. Faltaría más. Claro que hay que potenciar nuestra cultura regional. Pero no frente al resto de España, sino frente al entramado económico-cultural que forman la UE, el yanqui-sionismo y la islamización.

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