Hay que decirlo alto y claro: el entrar “legal” e ilegalmente es escandalosamente fácil en España. No solamente por los escandalosos coladeros de Ceuta y Melilla. Barajas es la gran puerta de entrada de la morralla de todo el mundo.

Sino no se entienden dos noticias de hoy. El juicio a los dos terroristas chilenos, por el criminal atentado contra el Pilar de Zaragoza y el tiroteo, en Cataluña, contra una agente de la Guardia Regional, a manos de un delincuente georgiano.

La “feliz” pareja chilena se fugó de su país, tras ser condenado ya por actos terroristas. Lo cual no fue óbice para que entrasen en España y atravesasen media España con su bomba a cuestas. Solo de milagro se evitó una masacre. Por ello es extraña la liviana sentencia de la Audiencia Nacional y que no se les considere miembros de banda terrorista.

Lo del georgiano no es menos alarmante. Delincuente multireincidente, conocido de todos los vecinos, menos de quienes los debían de conocer mejor: los llamados “Mozos de cuadra”. No menos queda de manifiesto su escasa profesionalidad: por segunda vez, en quince días, a uno de sus miembros le arrebatan el arma de fuego, usándola contra ellos. En ambos casos se rozó la tragedia.

No me cansaré de repetirlo: en España es demasiado fácil entrar y, desgraciadamente, excesivamente difícil que les expulsen.

Para mayor escarnio las cárceles españolas son las más cómodas y lujosas del entero mundo. 

 

 

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Los terroristas de ultraizquierda chilenos captados por una cámara de seguridad.