Adiós Bribón.
Manuel Canduela. Presidente de DN. [social link=»www.facebook.com/manuel.canduela.5″ icon=»62221″]
La Marcha de Juan Carlos I solo puede ser motivo de alegría para los verdaderos patriotas españoles. Pese a las insistentes loas desde los medios de comunicación y de parte de la casta política, la realidad es que la jefatura del Estado de Juan Carlos I deja una España devastada, que arroja un saldo más que desfavorable.
Los medios de comunicación durante estos últimos 40 años nos han presentado a un monarca simpático, campechano, con apenas poder político y por lo tanto con ninguna responsabilidad sobre lo que sucede en España, pero la realidad es que la Monarquía, encarnada en Juan Carlos ha sido uno de los pilares que han mantenido este régimen y su Majestad ha sido una de las personas más poderosas en España.
Fue nombrado heredero el año en que nací, en el 69, y se va tras un reinado lleno de escándalos, infidelidades, borracheras, malas compañías y hermandades, sospechas, corrupción y traiciones. Que los medios de comunicación lo presenten como el Rey que “unió a todos los españoles” no deja de tener una profunda ironía ya que atravesamos el momento en que los separatismos locales tienen más poder político de nuestra historia, separatismo que no parecía incomodar demasiado a su Majestad.
Su papel, siendo el jefe supremo de las Fuerzas Armadas y de los servicios secretos del país, ha sido más que cuestionable en todos los grandes casos que han afectado a España; asesinato del Presidente Carrero Blanco, abandono del Sahara, 23F, masacres de ETA, GRAPO y extrema izquierda en general, crimen de Alcacer, 11M, islamización de España, sumisión a la OTAN, asaltos a Ceuta y Melilla… Sus servicios secretos han trabajado libremente para desarticular cualquier posible opción patriota, facilitando siempre y en todo momento el avance de la izquierda por lo que se ganó el título de dudoso honor de “Rey Republicano” otorgado por su buen amigo ZP.
La España que lega a su hijo es una España en crisis, sin soberanía económica, militar o política, entregada a la UE y la OTAN, con seis millones de parados, desindustrializada, con su ganadería, pesca y agricultura heridas de muerte, con una casta política enquistada en el poder, antiespañola, donde los terroristas de ETA se sientan en los parlamentos autonómicos y nacionales, llena de mezquitas desde las que se predica el odio a España, Ikastolas y Escolas donde se hace lo mismo, invadida, con más de 6.000.000 de extranjeros, envejecida, sin natalidad autóctona… Una España destruida sin que el monarca, lejos de sus ridículos e interminables discursos de Navidad dijese o hiciese nada para impedir esta deriva. Una España sin futuro, deprimida, diametralmente opuesta a la que él recibió del anterior jefe de Estado, el Generalísimo Franco.
No cabe duda que el mayor error del viejo General fue confiar España a este fratricida, vividor, caradura y amigo de lo ajeno, que ha tratado a España como su cortijo particular el cual podía parcelar, vender y saquear a placer para cubrir sus propias necesidades, que han sido muchas.
Hacia la III Republica.
Esta alegría por su marcha no nos hace ver el futuro sin preocupación, al contrario. No vemos en el Príncipe de Asturias, casado con una izquierdista, el carisma necesario para volver a dotar de contenido a la Monarquía Española, es decir, el carisma necesario para convertirla en un baluarte de la defensa de nuestra unidad, independencia y soberanía nacionales, y en un baluarte de la defensa de los valores tradicionales de las monarquías europeas. Por lo tanto la Monarquía, asediada por sus enemigos y carente de ningún sentido va a dar paso inexorablemente a la III república. Una republica que mucho nos tememos no será un modelo como el que le gustaría a Democracia Nacional, una Republica Nacional que garantizase la unidad de los hombres y las tierras de España y la continuidad de nuestra cultura y valores, sino la continuación de la II Republica, el gobierno comunista, violento y brutal que enfrentó a hermanos contra hermanos. Volvemos al 36.
Si al cóctel de la abdicación, realizada sin ningún mérito ni generosidad, si no cuando más baja estaba la popularidad del Mataelefantes y su familia de ladrones (caso Noos) añadimos el ascenso de la ultraizquierda propiciado y financiado desde poderosos lobbies de la comunicación, podemos vaticinar que el futuro de España no es nada halagüeño. Se están dando todos los ingredientes para que España viva una de esas primaveras financiadas desde las cloacas de Washington que han vivido otras naciones del Mediterráneo, o que están viviendo países europeos como Grecia o Ucrania.
El Rey hace mucho que parece que perdió el favor de los grandes poderes fácticos, y en el auge patrocinado por el gran capital de todos los republicanismos de la izquierda radical tenemos la prueba, y es que al final, Roma nunca paga a traidores… por eso hace esto, por eso hace eso a lo que nos tienen tan acostumbrados los Borbones, salir corriendo y dejar el marrón a otros. Ahora, a toda prisa, antes de que el PP se parta en pedazos y el PSOE se descomponga, antes que aupados por los medios de comunicación de masas la turba republicana de ERC, IU, Podemos, BILDU y demás dementes entren en tropel en el parlamento en las próximas elecciones, convirtiendo el parlamento en un guirigay inestable a lo Europa del Este, su Bajestad, en un ridículo gesto de un anciano cobardón, redactará una ley para blindarse él y su familia que el PPSOE firmará gustoso ¿Después de más de 40 años en la jefatura del Estado aún no ha aprendido que la izquierda jamás respeta las leyes en cuanto tiene poder?
Lo que es seguro es que en busca de la protección de un retiro dorado fuera de España, no dudará en vender y ofrecer lo que le pidan, así que si nos lo han robado todo durante estos últimos años… apriétense aún más los cinturones.
No se si lo que vendrá después será peor, viendo la deriva de España estoy seguro de que sí, pero sea como sea no te echaré de menos, Bribón.
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