A falta de la publicación de los resultados definitivos parece que el candidato del globalismo, Emmanuel Macron, ha ganado las elecciones presidenciales francesas.

No vamos a entrar en el posible pucherazo, ya que sorprende cómo al minuto después de cerrarse las urnas ya se publican los resultados y se dan por buenos y definitivos, y la realidad es que una lectura básica de los resultados nos dice que, obviamente, son malos para Francia y para Europa. Macron, el chico Rothschild, el dictador covidiota, seguirá con la implantación de la agenda globalista en Francia, en especial con la inmigración de reemplazo, que en Francia está en una fase tan avanzada que empieza a ser preocupante de verdad. Macron también seguirá entregando la soberanía de Francia a Bruselas, a la OTAN, al FMI, a la OMS y al resto de instituciones globalistas.

Pero no todo son malas noticias, pues el partido de Marine le Pen (Reagrupamiento Nacional, antiguo Frente Nacional) ha sacado el 42% de los votos, el mejor resultado de su historia. Aunque es cierto que Marine había moderado en exceso al partido en los últimos tiempos (frente a la linea más radical de su padre Jean Marie) también es cierto que seguía manteniendo tesis soberanistas importantes tanto a nivel interno como externo, donde reclamaba reformas radicales de la UE y un cambio total en la linea de actuación de la OTAN, pidiendo un acercamiento a Rusia.

Macron ha ganado por un porcentaje de 58-42 frente a Marine. Pero no olvidemos que hace 20 años esa proporción fue de 83-17 a favor del candidato del Sistema de entonces, Jacques Chirac. A lo que hay que añadir la alta abstención (solo ha votado un 63% del censo) y que los partidos tradicionales franceses, el equivalente al PP y al PSOE de ese país, están prácticamente desaparecidos del panorama político. Con el precedente de los chalecos amarillos y con la mala situación económica actual, el clima francés se puede definir de pre-revolucionario.

Marine le Pen ha resistido pese a una campaña brutal en la que todos los demás partidos y el 100% de la prensa francesa pedía el voto para Macron, lo que nos indica que una parte del Matrix francés se está derrumbando. El soberanismo francés también sigue contando con movimientos radicales como el PNF de Yvan Bennedeti, miembro de la APF junto a DN y, repetimos, aunque no compartimos la linea al completo de Marine le Pen, su llegada al Eliseo sería un avance para nuestras posiciones.

Lo único que puede provocar que eso no ocurra es la inmigración de reemplazo, el voto étnico que va en masa a las opciones anti-soberanistas, en especial al Podemos francés, que es votado por el 70% de los musulmanes.

Ahora falta ver lo que pasa en las elecciones legislativas de junio. Lo que está claro es que Francia va camino de pagar su criminal política de inmigración de los últimos 70 años, y va a ser casi imposible impedir disturbios y enfrentamientos étnicos graves a corto plazo y una islamización creciente del país, como han estado avisando militares franceses en los últimos años ¿acabará la masónica y laica Francia convertida en una teocracia islámica?

Se acerca la hora de la verdad para los patriotas europeos y todo indica que Francia va a ser uno de los primeros campos de la difícil batalla que se avecina. Esperemos que Francia y Europa se puedan acabar salvando finalmente.

mac