La situación económica se ha hecho insostenible para un número cada vez mayor de colectivos sociales y laborales de España.
La crisis económica provocada por las demenciales medidas tomadas por los distintos gobiernos contra el supuesto virus solo ha conseguido destruir nuestra economía.
A esto hay que añadir los precios de la energía, disparados hasta niveles inasumibles y que están provocando una caída en cadena de la economía.
El Gobierno no hace nada por evitar la situación y se dedica a sus cortinas de humo ideológicas y a preparar el terreno para que sus cachorros de la extrema izquierda quemen las calles ante la inminente llegada del PP al poder.
Apoyamos a los trabajadores del sector del metal en Cádiz, ante la pérdida de carga de trabajo y de nivel adquisitivo que están sufriendo.
Apoyamos al mundo del campo, a la agricultura y a la ganadería, porque los precios de la energía, las políticas «verdes» del Gobierno con la excusa del cambio climático y la competencia desleal de terceros que provoca la UE (mientras intenta compensarlo con paguitas de miseria) están llevando al campo español a la ruina. En especial, apoyamos a los jornaleros del campo que desde hace décadas se han visto desplazados por la mano de obra barata extranjera, al igual que ocurre en otros sectores como la hostelería.
Y al igual que ocurre en el sector del transporte, donde los camioneros españoles han visto empeorar sus condiciones laborales a marchas forzadas. Está bien que la patronal del transporte convoque huelgas exigiendo al Gobierno medidas (en especial la bajada de impuestos y la retirada del pago en autovías) pero ellos también tienen que preguntarse qué es lo que están haciendo mal.
Al igual que las Fuerzas de Seguridad, que anuncian manifestaciones contra la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana y la impunidad que dicha reforma le va a dar a la ultraizquierda terrorista callejera, pero también dichas Fuerzas de Seguridad deberían protestar contras las medidas que les han forzado a tomar durante la dictadura sanitaria contra la población y contra la política de inmigración del Gobierno, que está aumentando la inseguridad en nuestras calles a marchas forzadas.
Por supuesto, también todo nuestro apoyo a los autónomos machacados por el Gobierno y a todos los trabajadores que se están quedando sin nada por culpa de esta plandemia, de la globalización, de la competencia desleal asiática y de los impuestos abusivos.
Esperemos que entre todos podamos formar un auténtico movimiento de masas en las calles al estilo de los chalecos amarillos en Francia.
¡Gobierno dimisión!¡En defensa de los trabajadores nacionales!
Bien