Ya han pasado varios días desde que una horda de inmigrantes ilegales africanos ultra violentos estuvieron a punto de matar a 22 guardias civiles atacándoles con cal viva y lanzallamas y aún estamos esperando alguna reacción por parte del gobierno.
De dos maneras diferentes. La primera, algún tipo de solidaridad con los guardias civiles atacados. Esta es la hora en la que ni el presidente Sánchez ni el Ministro del Interior aún no han hecho ni dicho nada que nos haga suponer que están realmente preocupados por lo que les pasó a los guardias civiles. Al revés, han seguido con sus declaraciones pidiendo que los inmigrantes reciban el mejor trato posible. Quizá no han dicho nada porque tampoco ni un solo medio de comunicación importante lo ha hecho. La Sexta, la Cuatro, Tele-5…todas estas televisiones que tantas lágrimas derraman cuando ven sufrir a un pobre “refugiado” y que tanta “empatía por los que sufren” están pidiendo siempre a los demás, parece que la “empatía” solo les funciona en una dirección, ya que el hecho de que unos cuantos guardias civiles hayan estado a punto de morir abrasados les trae sin cuidado. Son guardias civiles, españoles y seguramente un poco fascistas así que ¿a quién le importa si acaban en un hospital quemados y con la cabeza abierta de una pedrada?
La segunda manera en la que estamos esperando que actúe el gobierno es enviando ante la Justicia a los atacantes ¿tiene pensado el Ministro del Interior emprender alguna acción legal contra estos salvajes? curiosamente, es lo mismo que hizo su predecesor, Zoido, durante los disturbios de Lavapiés. Un centenar de inmigrantes ilegales africanos destrozó el barrio y luego atacó a la policía. Aún así, no se detuvo a ni un senegalés. Siguen todos en la calle.
El etno-estado israelí manda a la cárcel ocho meses a una adolescente palestina por abofetear a un soldado israelí. En España, cientos de salvajes abrasan a 22 guardias civiles y el gobierno les da comida, techo y asistencia sanitaria gratuita. Lo mismo que a los violadores que iban en el Aquarius.
El mismo gobierno que va a gastar más dinero en contratar trabajadores para atender a los inmigrantes que llegan pero se niega a reforzar el control fronterizo arriesgando las vidas de los guardias civiles. Aún así, al día siguiente de que 22 guardias civiles acabaran en el hospital, el mismo gobierno que les desprecia les ordenó volver a salir al mar a recoger a 627 ilegales más y la Guardia Civil agachó la cabeza y obedeció.
Un gobierno surgido de una moción de censura apoyada por los herederos políticos de ETA, una banda terrorista que mató a muchos guardias civiles. Un gobierno que en ningún punto de su discurso de investidura dijo que iba a inundar España de inmigrantes ilegales. Un gobierno que está actuando así obedeciendo órdenes de Merkel y de Soros, dos personas que nadie ha votado, por lo que la actuación del gobierno es ilegítima y nadie tiene por qué obedecerla. Menos aún cuando lo único que hay que hacer con estos ilegales es devolverlos a Marruecos de inmediato. Lo contrario es colaboración con las mafias de la inmigración ilegal y, por lo tanto, un delito que la Guardia Civil no puede cometer, razón de más para desobedecer las órdenes del Gobierno. Más aún cuando la misión de la Guardia Civil es garantizar la seguridad y no hay que ser muy listo para darse cuenta de que estas decenas de miles de africanos van a provocar un caos de inseguridad ciudadana en las calles de España como pasó en Italia. Si la Guardia Civil colabora con esta infamia que no espere ningún apoyo por nuestra parte. Al contrario, cuando empiecen los crímenes empezaremos a pedir responsabilidades.
Un Gobierno que acabar de retirar el recurso de inconstitucionalidad contra la “Ley de Abusos Policiales” del gobierno vasco, que ahora podrá salir adelante. Con esta ley, muchos guardias civiles podrán ser declarados “torturadores” y muchos etarras podrán cobrar indemnizaciones de hasta 300.000 euros. Todo gracias al gobierno Sánchez, el mismo al que obedecen los guardias civiles.
El mismo gobierno que se niega a actuar de forma contundente contra los narcotraficantes del Campo de Gibraltar.
El mismo gobierno que acogió al Aquarius y anunció que iba a quitar las concertinas, provocando un efecto llamada que está poniendo en serio peligro la vida de los guardias civiles que vigilan la frontera.
Entendemos que este gobierno masónico-izquierdista-podemita-separatista sienta algún tipo de placer extraño mientras implanta el plan Kalergi en España usando a la Guardia Civil como herramienta. Lo que no acabamos de entender es por qué la Guardia Civil, a la que este gobierno humilla de continuo, lo permite.
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