Para quienes integran, o hemos integrado, las Fuerzas del Orden o de Prisiones, es tema sabido que en muchas ocasiones los malditos permisos penitenciarios solo sirven para que los reclusos cometan nuevos delitos – desde asesinatos a robos y violaciones – o, en no menor numero de casos, quebranten condena y no retornen a la cárcel.

Los medios solo se hacen eco de aquellos casos mas graves y de forma bastante torticera.

Esto se lo debemos, a la Ley Penitenciaria y al Reglamento que la desarrolla, que, al igual que el resto del entramado legal esta dedicado a beneficiar al criminal y desproteger tanto a las víctimas directas como a la entera sociedad.

Los órganos judiciales encargados de nombrar a los nefastos Jueces de Vigilancia ya se encarga de hacerlo con sujetos de los mas escorados a la izquierda y al sectarismo buenista.

Ejemplo claro de la especial protección que la “mafia progre” ejerce sobre los suyos, cuando ocasionan crímenes como el ultimo de Barcelona lo tenemos de manera flagrante en el drama de la pequeña OLGA SANGRADOR, asesinada el 25 de junio de 1992, por el recluso VALENTIN TEJERO. Este repugnante sujeto estaba en libertad gracias a un permiso concedido por el Juez de V.P. IGNACIO SANCHEZ , despótico con los funcionarios, permisivo con los reclusos.

Lejos de ser sancionado o, al menos, investigado por la concesión de este permiso con resultado de muerte, a los cinco días, fue nombrado Magistrado del Tribunal Constitucional. Bien tutelado por la PSOE, luego seria Jefe de Gabinete, durante varios años, de la insoportable María Teresa Fernández “del Vogue”. Entre sectarios anda el juego.

Desde aquella trágica fecha muchos mas casos similares se han dado y los que vendrán. Todo sea por que los criminales sigan disfrutando sus inmerecidos beneficios y privilegios.