De nuevo se incrementan desde Marruecos las actitudes hostiles contra España reivindicando anexionarse territorios que son españoles. No es nada nuevo, siempre han sido así, pero en los últimos años han incrementado su actitud hostil, debido al respaldo político y militar de Estados Unidos e Israel y a que nunca jamás ha habido tantos traidores en España al servicio de Marruecos.
Pero hay un tercer factor: el incremento de la población marroquí en España por la inmigración. No es ningún secreto que la guerra híbrida enviando inmigración en masa hacia España ha sido una táctica usada por Marruecos para atacarnos, aparte de enviarnos toneladas de droga, sobornar políticos, bloquear Ceuta y Melilla, espionaje contar el Gobierno de España, competencia desleal agrícola, organizar marchas verdes contra Ceuta, saltarse toda la legalidad internacional en el Sahara, ambicionar recursos naturales situados en aguas canarias…
Pero seguramente la presencia de una cada vez más numerosa comunidad marroquí dentro de nuestras fronteras sea la palanca más efectiva que Marruecos tiene contra España. Por vía doble. Primero, por la vía electoral, cada vez más, estos marroquíes van adquiriendo derecho de voto, y en su caso votarán en masa lo que les digan en sus mezquitas, y teniendo en cuenta que todas estas mezquitas están controladas por los servicios de inteligencia marroquíes, nuestro vecino hostil puede presionar bajo la amenaza de perjudicar electoralmente al político español de turno. Y en segundo lugar, directamente pueden provocarse disturbios, alzamientos o, simplemente, todo tipo de acciones que provoquen malestar dentro de España, protagonizados por la comunidad marroquí situada en nuestro país. Algunas voces han apuntado que podría ser el caso de Torre Pacheco, aunque no podemos asegurarlo. Especialmente preocupantes son casos como Murcia o Cataluña, donde la numerosa comunidad marroquí puede convertirse en un factor de desestabilización más pronto que tarde.

Ya lo dijo Hassan II, padre del actual rey Mohamed VI, todos estos marroquíes, y sus descendientes, jamás serán auténticos franceses (ni españoles, ni italianos, ni alemanes) un marroquí siempre es súbdito de Marruecos, da igual donde haya nacido, y su lealtad estará siempre muy comprometida con los intereses de Marruecos.
Por lo tanto, es un absoluto suicidio político, demográfico y de seguridad tener a esta enorme quinta columna de nuestro principal enemigo potencial dentro de nuestras fronteras. La economía no lo es todo, ni siquiera lo más importante, también hay que tener en cuenta factores identitarios y de seguridad nacional a la hora de tomar decisiones políticas. Y esta comunidad marroquí puede ser una amenaza en ambos sentidos. Identitario, porque nunca dejarán de ser marroquíes y musulmanes y, por lo tanto, nunca dejarán de ser un cuerpo extraño dentro de España, y a medida que vayan avanzando en número irán reemplazando toda la identidad etno-cultural de nuestros pueblos convirtiéndolos en fotocopias de Marruecos. Y no lo queremos, esto es España, no Marruecos. Además, eso lo harán todos los inmigrantes, no solo los ilegales y los delincuentes. Todos.
Y en segundo, por la amenaza a nuestra soberanía y a nuestra seguridad nacional interna, esta gigantesca quinta columna potencial puede suponer un enorme problema si continúa creciendo.
Por lo tanto, solo hay una solución, los inmigrantes marroquíes deben volver a su país. Si no todos, un porcentaje muy elevado que haga que los que se queden no puedan convertirse en un grave problema de Estado más adelante.
Nos estamos jugando el futuro de España.

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