La Escuela de Frankfurt empleó el “Psicoanálisis cultural”, y en sintonía con su deseo por destruir la Cultura Occidental, decidió exterminar todas aquellas características que eran típicas de la sociedad alemana antes de la Segunda Guerra Mundial. Las típicas y antiguas familias alemanas eran conservadoras y patriarcales, y entre sus características se encontraban: El padre dominante generaba el dinero. La madre se encargaba de las tareas del hogar. La enseñanza a los niños se basaba en el respeto a la autoridad, tradiciones y normas. Las sociedades creadas a partir de este tipo de familias tienen una fuerte inmunidad contra el Marxismo cultural, y esto la Escuela de Frankfurt lo sabía. Fue por eso que los neo-marxistas atacaron a la familia tradicional, que según ellos producía “racismo y fascismo”, y exigieron su reemplazo por un modelo radicalmente opuesto: Eliminación de la dominancia del padre. Eliminación de los tradicionales roles hombre/mujer. Eliminación del liderazgo estricto sobre los niños Rompimiento de las normas morales e introducción a la “sexualidad abierta”. Si antes de la Segunda Guerra Mundial la sociedad alemana se basaba en el orgullo, unidad, normas, fuerza, pureza racial y vitalidad, los marxistas de la Escuela de Frankfurt promoverían exactamente lo opuesto: En lugar de orgullo: sentimiento de culpa y sumisión de los Blancos ante otras razas. En lugar de unidad: caos multicultural y decaimiento interno. En lugar de fuerza: debilidad mediante la tolerancia extrema, humanismo y sometimiento ante minorías. En lugar de pureza: mezcla racial e integración de inmigrantes. En lugar de vitalidad: pesimismo cultural.

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