El primer gran paso hacia la identificación de los sustitutos que reemplazarían a la clase trabajadora en su misión revolucionaria, se materializó mediante la elaboración (a lo largo de la década de 1930) por parte de Horkheimer, Adorno, Fromm, y Marcuse, del principal cuerpo teórico de la Escuela de Frankfurt, y que fue conocido como “Teoría Crítica”.
Cuando uno se pregunta: “¿En qué consiste esta teoría?”, la respuesta, si bien evidente, es una y simple: “La teoría consiste en criticar”. Sus autores buscaban derribar la sociedad Occidental tras debilitarla, y para conseguir esto, se propuso un criticismo destructivo hacia todos sus valores e instituciones fundamentales. La Teoría Crítica no proponía una nueva Cultura o Sociedad, sino que se limitaba únicamente a establecer el camino hacia la destrucción de las actualmente existentes en Occidente. Esto era así ya que, según sus teóricos, resultaba imposible proponer un nuevo modelo de cultura o sociedad viviendo bajo el condicionamiento mental impuesto por un orden económico capitalista (idea que representa bien la síntesis hecha a partir de los planteamientos de Marx y Freud).
La Escuela de Frankfurt significó una importante transformación para los marxistas respecto de su idea sobre el futuro, ya que con la Teoría Crítica, lo único importante pasó a ser la destrucción del Capitalismo, Democracia y la Cultura Occidental, todo lo cual es hoy fácil de identificar al analizar la dominante actitud nihilista presente en los estudiantes universitarios que han sido influidos por ella.
En realidad, la Teoría Crítica intenta politizar la lógica en sí misma. Horkheimer escribió: “la lógica no es independiente del contenido”. Eso significa que para él, un argumento será lógico en la medida que ayude a destruir la Cultura Occidental, y será ilógico, si no lo hace. Estas fueron algunas de las particulares ideas que se desarrollaron en la Escuela de Frankfurt, y que actualmente son inculcadas en la mayoría de las universidades de Estados Unidos.
¿Pero cómo fue que el trabajo de un pequeño grupo de intelectuales radicados en Alemania llegó a los Estados Unidos?
En 1933, cuando los nacionalsocialistas llegaron al poder en Alemania, los miembros Instituto de Investigación Social huyeron a Nueva York, y fueron acogidos por la Universidad de Columbia. Una vez allí, la Escuela de Frankfurt cambió el centro de atención de su trabajo, dejando de ser la destrucción de la sociedad y cultura propias de su anterior centro de operaciones (Alemania), y convirtiéndose en el ataque a la sociedad y cultura de su nuevo lugar de refugio: Estados Unidos.
Esta actitud – atacar a la sociedad y cultura de los países en que se vive – se volvió típica del Izquierdismo Moderno (y en general, de todos los influidos por las ideas de la Escuela de Frankfurt), buscando socavar la integridad de la mayor parte de la sociedad.
Luego de aplicar la Teoría Crítica a la sociedad de Estados Unidos, los intelectuales de la Escuela de Frankfurt agregaron algunos nuevos elementos. Uno de ellos consistió en los llamados “Estudios sobre los Prejuicios”, el cual culminó en 1950 con el más influyente libro de Theodor Adorno: “La Personalidad Autoritaria”. En él, Adorno sostiene que el pueblo de Estados Unidos posee muchos rasgos fascistas, y que todo aquel que apoye la tradicional cultura estadounidense, es psicológicamente desequilibrado. No es accidental que actualmente los defensores de la Corrección Política estén siempre prestos a etiquetar a sus oponentes como “fascistas”, y a afirmar que estos necesitan tratamiento psicológico en la forma de entrenamiento sensitivo.
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, varios de los más destacados miembros de la Escuela de Frankfurt trabajaron para el gobierno de Estados Unidos. Herbert Marcuse se desempeñó como figura clave en la Oficina de Servicios Estratégicos (institución predecesora de la CIA), mientras que algunos como Horkheimer y Adorno, se trasladaron a Hollywood.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Horkheimer y Adorno regresaron a Alemania para reestablecer las actividades del Instituto en dicho país, pero no todos los miembros de la Escuela de Frankfurt optaron por regresar: Marcuse permaneció en Estados Unidos desempeñándose como profesor en la Universidad de California, San Diego.
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