Enrique López

Enrique López

Viktor Orban, premier de Hungría, esta demostrando ser el único jefe de gobierno a la altura de las presentes circunstancias europeas.

Los húngaros, desde hace mas de mil años ya, con su gran rey San Esteban, han sido un baluarte católico frente al enemigo musulman. De la misma manera que España se vertebro en la Reconquista, Hungría lo hizo combatiendo el poder otomano.

Pasados los años Hungria conocería el genocida régimen bolchevique(los “años rojos” de la tirania de Bela Kun), el orden del almirante Horty y, tras la II Guerra Mundial, la invasión soviética y los años de terror siguientes. El alzamiento del 56 sería ahogado en sangre, ante la indiferencia de Occidente.

Con estas malas experiencias a sus históricas y heroicas espaldas, es normal que ahora, una vez mas, encabece la oposición a esta nueva invasión islámica.

Y, una vez mas, el Occidente cobarde y complaciente, les deja solos ante el peligro.

Incluso desde “13 TV”- la nefasta “telecuras”- un tal Urdaci lanza sapos y culebras contra la resistencia húngara a dejarse anegar por la marea islámica.

Europa si, en lugar de criticar esta resistencia, imitara su ejemplo otro gallo cantaría.

Puede que la respuesta a este abandono miserable este en las recientes declaraciones de ORBAN: “esta invasión trata de destruir las raíces cristianas de Europa”.

Me temo que los masónicos y entreguistas gobiernos es lo que buscan: aniquilar las raíces culturales y religiosas de una Europa camino de convertirse en Eurabia o, lo que es lo mismo, de desaparecer de la Historia.

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