Antes de fusionarnos con la cibernética, se hace necesario crear una sociedad de hombres sin masculinidad, mujeres sin femineidad y pueblos sin identidad cultural, que sirvan de puente de transición hacia la era transhumanista.

Aunque les interesa reducir la población en general, las dos razas que más les estorban para consolidar su proyecto, aunque parezca una paradoja, son la raza blanca y negra.

La primera porque es la que más oposición les podría ocasionar si se mantiene cohesionada, así pues, es necesario destruirla mediante ingeniería social y diluirla progresivamente con otras razas.

La segunda porque resulta demasiado anárquica para el control social y prolifera demasiado siendo una amenaza demográfica (los negros prefieren seguir follando a pelito por mucho miedo que les metan con el timosida) y se reproducen como conejos.

Así pues, tampoco les interesan como raza pura y también los irán diezmado y diluyendo con otras razas.

El futuro no es blanco ni negro sino café con leche, con los amos manteniéndose puros y reinando cuál nuevos faraones tecnócratas sobre una masa sin identidad igualada hacía abajo.

Los orientales se salvarán en parte, pues es una raza muy competente, disciplinada y de mentalidad grupal, tal y como les gusta a los amos; por eso, no les interesa demasiado mezclarlos ya que se adaptarán mejor que nadie a lo que se viene sin necesidad de modificarlos demasiado genéticamente, pues están a la vanguardia del NOM.

Por supuesto, el plan Kalergi son paranoias de nancys que se han quedado flipados leyendo los Protoculos de Sion y el transhumanismo es cosa de frikis que ven Blade Runner lo menos catorce veces al día.

*José Luís Magdalena.

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