Alemania entera sigue desde hace días la espeluznante historia de Susanna, una niña de 14 años que desapareció hace dos semanas en Maguncia y cuyo cadáver apareció el miércoles oculto en un agujero en un terreno de difícil acceso en la vecina Wiesbaden. Apenas fue confirmada su identidad el jueves, la policía detuvo a varios refugiados a los que ponía en libertad a las pocas horas y en las calles surgieron las primeras manifestaciones de protesta, acusando a las autoridades de silenciar la autoría de los hechos para evitar echar más leña a la crisis de los refugiados. Pero el desenlace de la investigación ha causado todavía mayor indignación.
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Nota de DN: la noticia habla por sí misma. Nos parece que poco hay que añadir a lo que dice el texto. Los niveles de traición y de degeneración a los que están llegando los gobiernos de la UE nos parecen ya difícilmente superables. Lo que no entendemos es que, con noticias como esta, que ya están empezando a darse también en España, las poblaciones española y europea siguen manteniendo una pasividad tan vergonzosa mientras sus hijas son asesinadas por «refugiados» que nunca debieron entrar en el país. Nos quedamos con esta opinión de una alemana indignada: «Es que es increíble, vienen a Alemania, entran como Pedro por su casa, reciben las ayudas sociales, después cometen los peores crímenes y se van con la ayuda de su Embajada a casa ¡sin que Alemania pueda hacer nada para evitarlo!»
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