Manuel Canduela
Presidente de Democracia Nacional [social link=»www.facebook.com/manuel.canduela.5″ icon=»62221″]
Se va Juan Carlos I, el rey santo, el rey que no ha hecho nada malo: “nos ha traído la democracia, reconcilió a los españoles, detuvo el 23F, su regencia coincidió con el mejor periodo de la historia de España” y si alguno de ustedes está pensando en achacarle algo malo , no lo haga pues “El Rey no tiene ningún poder… son los políticos”. Todavía no me explico como pudo hacer lo “bueno” que se le achaca sin ningún poder, pero en fin, tras su «canonización» llega la coronación de su hijo Felipe VI.
En su discurso, pánfilo y suave donde los haya para la situación que atraviesa España, al menos tuvo tímidas referencias a la unidad de España, tampoco esperen ustedes que nada radical, nada que parezca salido de la boca de un rey que ansía defender la integridad de su reino. El detalle bastó para disgustar al alucinado de Mas que por algún extraño motivo debía pensarse que allí mismo lo coronaban a él Rey de Cataluña, y luego se iban todos a cenar juntos, de estirpe real a estirpe real.
En pocos días empezaremos a ver si la monarquía sigue la desastrosa dirección que ha llevado la de su padre o hay un tímido cambio. No se hagan ilusiones, y a riesgo de ser agorero les diré que los símbolos, los gestos, son más importantes de lo que parecen y suelen resumir muy bien cuales son las intenciones de quien los ostenta.
Pues bien, el príncipe cambió simbólicamente la formula del juramento, siendo la primera vez que no se jura por Dios, también ha renunciado a llevar en su heráldica el yugo y las flechas de los Reyes Católicos y las aspas de San Andrés como si llevó Juan Carlos, enseña que por siglos, amen de representar a la monarquía hispana, representaban a España, a nuestro glorioso Ejército y a la fe Católica de nuestros antepasados. Bildu había reclamado, «casualmente», ese mismo cambio en lo que en su suprema ignorancia aberchale consideraba “símbolos franquistas”. Si a esto le sumamos el complejo demostrado teniendo que dirigirse a las minorías separatistas en las distintas lenguas regionales de España, algo que ningún valenciano parlante, vasco parlante o gallego parlante que se sintiese minimamente español hubiese juzgado necesario, apunta en un inequívoco sentido.
Esta Monarquía no busca enfrentarse a los enemigos de España si no congraciarse con ellos, algo que es, sencillamente, imposible así que mucho nos tememos que el reinado de Felipe VI será breve y que no lloraremos por él. Ojalá me equivoque pero, para mi desgracia, no suelo hacerlo en estos temas.
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