La «Ley Facebook» es el nombre con el que se refieren comúnmente a la más reciente legislación que ha aprobado el parlamento alemán y que entrará en efecto el próximo mes de octubre.
Bajo esta ley, las empresas de redes sociales que no retiren en 24 horas cualquier tipo de contenido que sea «obviamente ilegal» incluyendo discurso de odio, difamación e incitación a la violencia, estará sometida a una multa.
En casos más complicados, las redes sociales tendrían hasta una semana para tomar medidas. Inicialmente la empresa deberá pagar 5 millones de euros, pero podría alcanzar la cifra tan elevada de 50 millones de euros.
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Angela Merkel y el gobierno alemán continúan directos hacia la locura más absoluta. Ahora quieren multar a Facebook y a Twitter con hasta 50 millones de euros si no retiran los «discursos de odio» de sus plataformas. Como siempre, nunca se molestan en aclarar qué se entiende exactamente por algo tan ambiguo y abstracto como «discurso de odio» y «algo obviamente ilegal» pero no tenemos que preocuparnos, para eso ya estarán los responsables de las docenas de ONGs y organizaciones antirracistas, multicultis, LGTB, de fronteras abiertas subvencionadas y los miles de jueces, periodistas y políticos adoctrinados en más de 70 años de lavado de cerebro progre-marxista anti-alemán.
Parece que Merkel quiere callar a toda la oposición que está saliendo en Alemania contra su demencial plan para destruir el país germano importando inmigrantes en masa, en especial musulmanes. Esta demente está obsesionada con terminar con lo que ella llama «el discurso de odio» en Internet y no ha dudado en exigir al mismo fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, medidas más contundentes al respecto. ¡¡qué diferencia de trato con el que emplea hacia inmigrantes musulmanes y «refugiados». Para ellos todo son facilidades y carta blanca para sus particulares «creencias». Por no hablar del precedente que esto establece, pues si el país más poderoso de Europa toma esta medida lo más probable es que detrás vayan todos los demás. Lo cierto es que los dirigentes de la UE están muy preocupados. Han apretado demasiado el pie del acelerador y millones de europeos están saliendo del Matrix en masa y descubriendo la entidad diabólica que realmente es la UE, donde la inmigración pasa a ser nuevamente una de las principales preocupaciones. El problema es que su «preocupación» no consiste en cómo parar la oleada islámico-africana que se nos viene encima, sino cómo traerla sin que los tontos europeos reaccionen ante la invasión. Y ahí entran estas «leyes contra el odio», con el objetivo de aterrorizar legalmente al europeo medio para que calle ante esta invasión y no se resista. Y si no, se le vende la moto de los «refugiados climáticos» o cualquier otra para que acepte ser invadido de todas formas. La Unión Europea debe ser destruida cuanto antes. De lo contrario, la UE destruirá Europa.
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