Tras muchas especulaciones sobre lo que podía pasar este 20 de enero, finalmente el Demócrata Joe Biden ha sido nombrado oficialmente presidente de Estados Unidos, dando por finalizado el mandato de Donald Trump. Un mandato que se ha ido desinflando con el paso del tiempo, pues despertó muchas esperanzas durante su campaña electoral pero al final muy pocas de sus promesas se han cumplido, pues ni desclasificó los papeles del 11S, ni construyó el muro en Méjico, ni declaró a los antifa grupo terrorista, ni ha desmantelado todo el aparato financiero-mediático que la izquierda globalista tiene organizado en Estados Unidos. Como parte positiva está su relativo distanciamiento de algunas instituciones globalistas, sus aranceles contra China y sus buenos resultados económicos, aunque las cifras de empleo oficiales americanas son más que discutibles. Tampoco ha organizado ninguna gran guerra, pero sí ha llevado a cabo bombardeos selectivos y ha preparado el camino para otra posible guerra contra Irán.

Aún así, ha terminado siendo bastante decepcionante. Aunque ha plantado algo de cara a los dogmas de la “pandemia”, la verdad es que apoyó públicamente a la alianza GAVI de Bill Gates y ha sido un entusiasta promotor de la vacunación masiva de la población. Buena parte de sus últimas medidas han sido para favorecer a una potencia extranjera y hostil a los Estados Unidos: Israel, país al que ha rendido pleitesía constante durante estos cuatro años.

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Trump y Netanyahu

El listado de actos realizados por Trump favoreciendo a Israel es interminable, destacando los últimos en los que de manera absurda ha querido relacionar a Irán con Al Qaeda y los acuerdos firmados con varios países árabes. Acuerdos que sus defensores atribuyen a Trump, pero que en realidad han sido urdidos por su yerno, el sionista Jared Kushner, y por su aliado (“Jefe” se podría decir) Netanyahu, Primer Ministro israelí. Acuerdos supuestamente de paz, pero que en realidad buscan aislar a Irán y provocar un nuevo enfrentamiento con el país persa, principal enemigo de Israel. A los españoles nos afecta de manera especial porque uno de esos países árabes es Marruecos, país al que Trump está vendiendo armas masivamente, ha entregado el Sahara y de facto ha avalado la marcha verde marroquí contra Canarias, Ceuta y Melilla.

La despedida no ha podido ser más decepcionante, pues muchas dudas nos deja el extraño asalto al Capitolio por parte de seguidores de Trump. Un asalto incitado por el propio Trump y sus colaboradores de Qanon, que estuvieron calentando el ambiente durante semanas y en el que, mientras Trump incitaba a su gente a marchar al Capitolio, otros les abrían las puertas desde dentro metiéndoles en la boca del lobo, pues al final dicho asalto solo ha servido para meter a docenas de patriotas en la cárcel, para que una mujer patriota muriera y para dar al Sistema la excusa perfecta para empezar la criminalización y la persecución legal del disidente patriota. La reacción de Trump a dicho asalto fue nefasta, pues condenó a los asaltantes (que eran sus propios seguidores a los que él mismo había animado a marchar al Capitolio) e incluso pidió que fueran castigados, todo al mismo tiempo que indulta a espías israelíes traidores a Estados Unidos, a raperos delincuentes y a la peor gentuza estafadora del país. Una auténtica vergüenza que va a provocar que Trump pierda buena parte de sus apoyos, en especial por culpa también de la secta de chiflados Qanon, una auténtica estafa que ha hecho mucho daño, pues ha quemado a millones de patriotas americanos y ha deslegitimado buena parte de su causa con sus mentiras y sus bulos.

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Trump y Biden

No sabemos exactamente cuál ha sido el papel de Trump estos cuatro años ¿ha sido un auténtico disidente o ha sido un títere del sionismo derechista israelí en esa aparente pugna que tiene con la otra cara del sionismo: la izquierda globalista?¿es real este enfrentamiento o es solo aparente y el globalismo crea estos dos bandos para poder crear así un conflicto que aprovecha para sus propios fines? a veces parecen enfrentados pero otras veces parecen coordinados y, al final, siempre avanza uno o el otro. Con Trump ha avanzado mucho la facción derechista sionista y ahora con Biden avanzará la facción izquierdista globalista, pues el “católico” Biden está llenando también su Administración de sionistas y ya ha anunciado que volverá a las instituciones globalistas de las que se salió Trump y que volverá a pisar el acelerador de la ingeniería social progre al máximo.

La víctima de todo esto es el pueblo patriota americano: los 75 millones que han votado a Trump. Ellos han sido el objetivo de esa operación de inteligencia ¿israelí? de Qanon y ellos son los que han de solucionar la gravísima crisis a la que se va a enfrentar su país. Esperamos que no vuelvan a caer en la trampa de Trump/Israel/Qanon y que sean capaces de formar un movimiento autónomo, patriota, anti-globalista y anti-sionista. Es la única esperanza que tienen.