Comencemos a llamar a las cosas por su nombre. Quien entra en un país, legalmente o no, no es un migrante. Porque ni se trata de un ave migratoria que sigue el ritmo de las estaciones, ni migra continuamente de un lugar a otro. Las personas que cruzan las fronteras son emigrantes desde su país de origen y son inmigrantes en el país adonde van. Si además entran ilegalmente, es decir sin respetar las reglas establecidas para la entrada o el afincamiento de extranjeros, no son solamente (por definición) inmigrantes ilegales sino, además y sobre todo, invasores e intrusos como es un intruso cualquiera que entre en casa mía sin ser invitado.
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Se puede decir más alto, pero no más claro, excelente artículo.
La caída en picado de la natalidad en España se dio entre 1980 y 1996, alcanzándose este último año el menor número de nacimientos (362 mil, hasta 2019 no se ha obtenido un número menor, 360 mil) y el menor índice coyuntural de fertilidad (1,14 en 1996, 1,13 en 1998, en 2019 es de 1,24 en general y de 1,17 en las mujeres de nacionalidad española). Por tanto, la generación que hundió la natalidad es la que este año ha cumplido 65 años (la que tenía 25 años en 1980, y por tanto «encargada» de tener hijos en los 15 ó 20 años siguientes). Y esa generación se crió y educó bajo el franquismo (tenían 20 años a la muerte de Franco). Ya esto debería mostrarnos la falsedad de que el desplome de la natalidad se debe a inculcar desde pequeños ideas «raras» o «antinaturales» sobre la procreación o el papel de la mujer (¿cuántas de esas ideas se difundían en la escuela del tardofranquismo?). Simplemente muchos y muchas decidieron no tener hijos o tener solamente uno. Y la inmigración soluciona ese déficit demográfico. Por cierto, ¿por qué en los medios identitarios se culpa a la mujer de tal desplome de la natalidad? En los matrimonios y parejas que yo conozco cuando se plantean tener un hijo (u otro hijo más) no es necesariamente el hombre el que quiere tenerlo y la mujer no, casi más bien al contrario.
El veneno del marxismo, del liberalismo y del feminismo entran en España ya en los años 60, por lo que la generación crecida a partir de esa época ya estaba contaminada por esas ideas, por mucho que vivieran bajo el franquismo. En los años 80 era complicado ponerse a planear tener una familia numerosa con el paro aumentando en 500.000 personas. No tener hijos no es algo que tenga que ver con las ideas religiosas o morales (aunque es el factor principal) sino también con las condiciones laborales y económicas de la pareja. La inmigración no es ninguna solución. Limpiar étnicamente a la población que no está teniendo hijos y sustituirla por extranjeros no es solución, es genocidio ¿Quién culpa a la mujer aquí? nadie, todos tenemos parte de responsabilidad.
En el artículo de Max Romano se dice que «nuestras necias y cerebrolavadas mujeres europeas ya no quieren tener hijos».
Y respecto a la consideración que les merecen los inmigrantes, deberían ustedes aclararse de una vez:
O son gente muy sacrificada que está dispuesta a trabajar muchísimas horas cobrando un sueldo muy pequeño, con lo cual se supone que provocan una subida del paro y una bajada de salarios entre «españoles autóctonos», o son unos caraduras que vienen a vivir de la paguita o incluso a delinquir impunemente, provocando un incremento de los impuestos.
Las dos acusaciones a la vez son metafísicamente incompatibles.
Una entrada masiva de mano de obra barata en un país de servicios provoca sí o sí una bajada de los salarios reales y una precarización del empleo. Y metafísicamente imposibles no son, pues no es incompatible trabajar y al mismo tiempo cobrar paguitas. Incluso aunque hubiera pleno empleo entre los inmigrantes nos seguirían costando dinero, pues no dejan de provocar una serie de gastos fijos (sanidad, educación, vivienda, paguitas de todo tipo, nuevas cárceles, nuevos hospitales, nuevos colegios, decenas de miles de funcionarios para atender a una población adicional de 8-9 millones de personas…) que ni de broma lo pagan ellos con sus ridículas cotizaciones (los que cotizan) y sus impuestos (los pocos que pagan)
Por lo pronto son incompatibles los dos conceptos que aplican a los inmigrantes (o son caraduras comodones o son esforzados y abnegados trabajadores). En cuanto a todos esos gastos que ocasionan, serían los mismos que hubiesen ocasionado los hijos de españoles si éstos hubiesen tenido una mayor fecundidad en las últimas décadas, con la diferencia de que los inmigrantes llegan ya educados y con una edad con la cual apenas necesitarán asistencia sanitaria durante muchos años. Y en cuanto a las aportaciones (cotizaciones e impuestos) los hay en todos los niveles laborales y por tanto de aportación; incluso si nos centramos en los de más bajo nivel, hay que tener en cuenta que gracias a su trabajo se mantienen empresas que también cotizan y pagan impuestos (ellas y sus otros empleados, españoles o no), no se pueden considerar solamente sus aportaciones nominales.
Gabriel como bien indica Miguel Blasco todos tienen parte de responsabilidad en la caida de natalidad y por tanto las mujeres con el cerebro lavado TAMBIÉN.
Recordar esto aunque duela no es culpar a todas las mujeres. Es decir la verdad.
En cambio usted si culpa sin problemas a la generación de 1980 de la caida de la natalidad olvidando los factores detrás:
El paso de la familia rural extensa a la familia urbana tras la emigración de sus padres. La incorporación de la mujer al mercado laboral y la introducción del veneno liberal y marxista ya en los años 60 (aborto, disolución del matrimonio, feminismo radical).
Como ha demostrado nuestra historia pasada, la mayor fortaleza y desarrollo de un país depende de tener una población autoctona joven y trabajadora que consiguió el milagro español de los 60.
De ninguna manera se puede defender la sustitución etnica y el genocidio sino el apoyo a la familia europea y española.
Así que vayase a trolear a otro lado.
Solo quiero precisar que yo no «culpo» a la generación que tiene 65 años del hundimiento de la natalidad, por la sencilla razón de que a mí tal fenómeno no me parece necesariamente malo; me limité a señalar que, si hubiese que señalar «culpables» a ojos de un natalista, empezarían ya con esa generación (y todas las que hemos ido detrás, lógicamente); los natalistas deberían decirle a la generación que ahora tiene 20 años: «No tengáis el «comportamiento reproductivo» de la generación que ahora se jubila»; pero eso nadie lo dice así, parece más fácil culpar a ideas o comportamientos «nuevos» de la juventud (y sobre todo si se refieren específicamente a las jóvenes).
Y yo solo intervengo aquí cuando se trata de señalar datos objetivos, como en este caso, no a trolear.