El nuevo presidente de una asociación representativa del poder económico catalán pide en su estreno una reforma de España que solucione el encaje de Cataluña y en la que el independentismo sea «interlocutor relevante». En su cúpula figuran como vicepresidentes el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, y de Puig, Marc Puig. Y, entre sus directivos se encuentran el consejero delegado del Banco Sabadell, Jaume Guardiola, y el presidente de Seat, Luca de Meo.
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Nota de DN: no es ninguna sorpresa para nosotros que la cúpula de la banca y de la gran empresa catalana quiera descentralizar España. De hecho, toda la cúpula bancaria-empresarial lo desea. Su objetivo es debilitar todo lo posible a los Estados-Nación, pues los ven como el único enemigo potencial con la fuerza suficiente como para hacer frente a los excesos del capitalismo internacional. Deshaciendo los Estado-Nación y convirtiéndolos en (euro) regiones o «nacioncitas» débiles se aseguran que nadie les va a obstaculizar a la hora de conseguir sus objetivos económicos: privatizar recursos públicos, seguir forzando reformas laborales y continuar expandiendo la globalización. Y en el caso de la banca, por supuesto, que ningún Estado les quite la capacidad de seguir creando dinero de la nada y seguir haciendo negocios fabulosos con esa estafa.
Es curiosa la defensa acérrima que el gran capital catalán hace del independentismo. Casualmente, es el mismo separatismo que ellos han alimentado desde hace décadas. Desde la Transición, cuando empezó el plan para balcanizar España, y ahora parece que ha llegado la hora de darle un nuevo empuje a ese plan, de llevar a cabo una Segunda Transición que termine lo que no pudo terminar la primera. El golpe separatista del 1 de octubre de 2017 fue un ensayo para ver cómo reaccionaba la población española ante este proyecto. En aquel momento, el pueblo español reaccionó bien, pero tendrá que seguir estando alerta, pues el golpe Federal anti-nacional sigue en marcha, todos los partidos forman parte de él y el separatismo es el «ogro» que usa el sistema para que aceptemos el federalismo como mal menor. No caigamos en esa trampa.
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En España no hay ningún poder, ni económico ni político ni cultural ni de ningún tipo, que no sea el que trabaja para los intereses de los Borbones. Dime de quién no puedes hablar y te diré quién manda.
Los banqueros y empresarios de verdad, los que habían creado sus bancos y sus empresas, fueron literalmente saqueados en cuanto el régimen borbónico del 78 se hizo con las instituciones y empresas públicas, método clan de la Dehesilla. Quedaron los que pactaron, de una forma u otra, trabajar ‘por y para’ y eso es lo que hay.
Los nudos «atados y bien atados» ya los hemos desatado unas cuantas veces los oriundos del «país difícil». Sin solucionar primero lo de dentro, no vamos a ninguna parte, este es el rumbo que no hay que perder.