La canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro holandés, Mark Rutte, en secreto acordaron aceptar cientos de miles de refugiados de Turquía cada año como parte de un acuerdo entre la UE y Turquía, pero no informaron a otros líderes de la UE, según cuenta un libro escrito por un periodista alemán.
Los dos líderes europeos se reunieron con el entonces primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, para discutir los detalles del acuerdo de refugiados de la UE y Turquía en privado la noche antes de la cumbre UE-Turquía en marzo de 2016. Los detalles de la reunión trilateral secreta en la que se cerró el trato, se han revelado en un nuevo libro, ‘Impulsada por los Acontecimientos: la política de Refugiados de Merkel,’ de Robin Alexander, periodista de Die Welt.
Durante la reunión, Merkel, y Rutte, que ocupaba la presidencia rotativa de la UE en ese momento al mismo tiempo que era Primer Ministro holandés, estuvieron de acuerdo en todas las principales disposiciones del futuro acuerdo UE-Turquía, que más tarde fue presentado en la cumbre como una iniciativa espontánea de Turquía.
En particular, dieron su consentimiento a la idea de que Europa aceptara entre 150.000 y 250.000 refugiados sirios desde Turquía cada año, incluso después de que la entrada masiva de solicitantes de asilo y migrantes a Europa hubiera disminuido, y el principio en virtud del cual la UE debería aceptar un refugiado sirio por cada solicitante de asilo que regresara de Grecia a Turquía, ya no se aplicaría más.
Sin embargo, este «acuerdo» en particular nunca se incluyó en el texto oficial general y permanece como un «acuerdo de caballeros» entre Merkel, Rutte y las autoridades turcas, según escribe Alexander en su libro, citando a funcionarios no identificados que «estuvieron directamente involucrados en las negociaciones» entre los tres líderes la noche antes de la cumbre.
Esta parte del acuerdo nunca ha sido revelada, ni a los otros líderes de la UE ni a la opinión pública alemana, según el libro. Añade que al texto oficial del acuerdo entre la UE y Turquía se adjuntó otro texto diciendo que «tan pronto como las caóticas condiciones de ilegales cruzando la frontera entre Turquía y la UE lleguen a su fin, o al menos sus números desciendan significativamente, un reglamento que prevea el ingreso voluntario [de refugiados por parte de la UE desde el territorio turco] entrará en vigor «.
Esta redacción fue aprobada por todos los líderes de la UE en la cumbre de marzo de 2016. Sin embargo, también se prevé la participación voluntaria de los países de la UE en este programa de admisión, según Alexander, explicando por qué Merkel fue tan persistente en la imposición de una cuota de refugiados obligatoria para otros países europeos: en caso de que todos los demás miembros de la UE se negaran a aceptar a los refugiados procedentes de Turquía; Alemania y los Países Bajos tendrían que hacer frente a todos ellos por su cuenta.
Otra gran concesión hecha por Merkel y Rutte es que serían los turcos los que al final decidían quién sería enviado a Europa en el marco del sistema de cuotas de refugiados acordado.
Según el acuerdo, el Ministerio del Interior de Turquía se encargaría de la elaboración de las listas de los refugiados que a su juicio deberían ser enviados a Europa, siendo la lista más adelante revisada por la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
De acuerdo con Alexander, «las personas con un título universitario o profesionales cualificados nunca llegaron a entrar a esas listas.» «Incluso la gente con mejor salud era poca en los trenes que van a Europa: los turcos admitían únicamente, para ser reasentados, a heridos graves o a refugiados traumatizados” , dice.
El autor escribe que el acuerdo UE-Turquía fue diseñado para ser no sólo una alternativa al simple cierre de la ruta de los Balcanes que los denominados solicitantes de asilo utilizan para llegar a Europa, sino también una «solución más amplia» a la crisis de los refugiados.
Sin embargo, «en Bruselas, Merkel no luchó por las fronteras abiertas o cerradas, sino para mantener su estrategia política», dice Alexander, añadiendo que su política se basa en los conceptos de un«imperativo humanitario» y una «percepción de falta de opciones» que señala la idea de que «las fronteras no se pueden cerrar más hoy en día.»
El periodista también escribe que Merkel afirmó más tarde que Alemania decidió abrir sus fronteras y aceptar una proporción significativa de refugiados para dar tiempo a la UE para desarrollar una solución común que finalmente reemplazaría el acuerdo entre la UE y Turquía. No quería que toda la situación y su política quedaran obsoletos por un simple cierre de la ruta de los Balcanes.
Sin embargo, el autor asume en su libro que el acuerdo no era tan necesario como parecía.
«Al día siguiente, después de la cumbre, el 9 de marzo de 2016, Eslovenia, Croacia, Serbia y Macedonia decidieron dejar entrar solo a aquellos refugiados que tenían documentos creíbles de identificación y querían solicitar asilo en uno de esos países», provocando así efectivamente el cierre de la ruta de los Balcanes, dice en su libro, añadiendo que «el 10 de marzo, la frontera austriaca en Spielfeld [fronteriza con Eslovenia] informó de que no más refugiados estaban tratando de cruzar la frontera.»
El acuerdo entre la UE y Turquía entró en vigor 11 días después.
Más recientemente, otro informe del Die Welt, citando el libro de Alexander, dijo que en 2015, cuando tuvo lugar la estampida de refugiados hacia Europa, Merkel decidió mantener las fronteras alemanas abiertas porque temía que las imágenes de violencia hicieran a su gobierno impopular, aunque estuvo a punto de cerrar las fronteras en lugar de dar la bienvenida a los refugiados.
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