Menuda puñetera vergüenza la comparecencia de Pedro Sánchez. Se pasa por el forro todos los casos de corrupción que le rodean, casos que, por supuesto, él conocía desde el principio, anuncia una ridícula auditoria económica que por supuesto no descubrirá nada porque obviamente la financiación ilegal, las cuentas B y las comisiones delictivas no aparecen en las cuentas oficiales de los partidos.
Se esconde también en la supuesta buena marcha económica de España que se basa en inyectar población inmigrante tercermundista por millones para aumentar el consumo de manera artificial cuyos sobrecostes se pagan vía deuda e impuestos, provocando una precarización masiva del empleo, que cada vez es más basura y que no sirve para acceder a una vivienda y poder formar un proyecto de vida. Por no hablar de todos los problemas y de la amenaza existencial que esta inmigración masiva de reemplazo étnico supone para nuestro pueblo.
Y por supuesto, Sánchez sale con lo de siempre, o nosotros o “el fascismo”, así que da igual lo corruptos y ladrones que seamos, pues la alternativa es que lleguen los herederos de Franco y de Hitler y nos pongan a todos los “progresistas” en campos de concentración. Ridículo, pero imaginamos que con su secta de progres, izquierdosos y charos, le funciona.
Algo que, además, es falso, pues el objetivo real del PP cuando gane las elecciones es pactar gobierno con el PSOE “bueno” y seguir aplicando en un 90% las mismas políticas de Sánchez, excepto quizá, la cuestión palestino-israelí, que vete a saber si es lo que hay detrás de todas estas informaciones que llevan saliendo los últimos meses contra Sánchez, como consecuencia de sus declaraciones contrarias a la política israelí en Gaza. Nunca olvidemos que Pegasus, la tecnología con la que se espió a este Gobierno desde el extranjero, es de origen israelí.
Pedro Sánchez ha decidido enrocarse en el poder a toda costa, y nuestra respuesta ha de ser la misma: seguir golpeando a toda costa, no solo a este Gobierno, que debe ser la primera pieza en caer, sino continuar atacando sin descanso a todo el edificio del R78 hasta derribarlo por completo y, sobre sus ruinas, construir un autentico estado nacionalista.
Miguel Blasco (Secretario General DN)
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