El movimiento independentista de Cataluña es un disparate. No tiene ninguna base racial/étnica, ni cultural, ni religiosa, ni histórica. Es un proceso artificial fundado, dirigido y financiado desde el principio por elementos de las más altas esferas del Establishment internacional.

El Gobierno central ya ha dejado suficientemente claro que no está dispuesto a hacer nada contra el problema secesionista. Es más, cualquier observador perspicaz advertirá que está haciendo exactamente lo contrario. Semejante nivel de incompetencia no es creíble, más teniendo en cuenta lo eficaces que son reprimiendo el nacionalismo español.

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