Barack Obama recientemente ha anunciado (a nosotros nos suena más a amenaza) que quiere repartir 5 millones de nacionalizaciones a los inmigrantes ilegales, vulnerando así las leyes de extranjería.
Desde 1986, cuando gobernaba Ronald Reagan, no habían tomado medidas similares como esta nacionalización masiva de inmigrantes. El empeoramiento lo podemos observar en numerosas ciudades como Nueva York, California, Los Ángeles o Detroit.
Con esta nueva medida se suspenden las deportaciones que había previstas. Ya en 2012 se habían suspendido 600.000 deportaciones de niños traídos a EEUU.
También afectará a la política de deportación de los agentes fronterizos, los cuales tenían órdenes de deportar a los detenidos. Ahora no podrán ser deportados salvo alguna excepción como en casos de pertenecer a banda criminal o ser considerados terroristas, lo cual deja mucho campo abierto para la libre entrada de delincuentes.
Cientos de inmigrantes acampaban en los aledaños de la Casa Blanca y se alegraron al conocer esta noticia.
Tenemos dudas de que los americanos blancos celebren estas medidas antidemocráticas.