A continuación reproducimos el último artículo publicado por Pablo Manuel Alcaide Quintana en su blog, Una voz en Valdepeñas.

Hoy me gustaría hablarles del capítulo del pasado 4 de febrero del programa SALVADOS, conducido por Jordi Évole en La Sexta. Es ampliamente conocida la amistad de Jordi Évole con terroristas como Arnaldo Otegi. Fiel a su línea, nos obsequió con un programa donde, acompañado de varios ecoterroristas miembros de un colectivo conocido como Igualdad Animal, asaltaron una granja de cerdos durante la noche, asustándolos con los ruidos y luces que ocasionaron, para mostrar al mundo lo que, según ellos, es lo normal en las ganaderías porcinas. Se dirigieron a un apartado de la granja que en términos ganaderos se conoce como «lazareto».

El lazareto es la enfermería de la granja y en ella conviven todos los animales necesitados de atención veterinaria. Allí se pueden ver animales con heridas o malformaciones.

El objetivo de estos delincuentes -no olvidemos que, tanto los acompañantes como Évole, entraron en una propiedad privada sin permiso, de madrugada y saltando una alambrada- fue mostrar al mundo una ‘realidad’ de la ganadería que no es real. Quisieron hacer creer que la enfermería de la granja es la totalidad de la misma, para que gente ingenua crea que lo que llevan a sus mesas es poco menos que carne podrida.

A continuación paso a explicarles lo que en realidad vieron en el programa Salvados: ustedes vieron un corral del cebadero de cerdos donde se juntan todos los animales con algún problema sanitario, (1) desde una simple herida que necesita tratamiento y que, una vez recuperado el animal, volverá al corral que le corresponda, (2) hasta animales con malformaciones congénitas, aquejados de afecciones causadas por enfermedades imposibles de curar, etc.

Los animales de este último grupo no serán destinados para el consumo, pues los no aptos para ser consumidos serán sacrificados y destruidos en una incineradora. Entonces, ¿por qué el ganadero sacrifica estos animales en lugar de enviarlos al matadero como el resto? Pues porque si los enviase la matadero, cuando los animales sacrificados fuesen inspeccionados por el veterinario oficial se produciría su decomiso, es decir, ese animal sería enviado a la incineradora y al ganadero se le descontaría el valor del animal sacrificado, teniendo además que pagar los gastos de transporte y sacrificio que, en muchas ocasiones, son mayores que el propio valor de animal. Por esta razón,  este tipo de animales no entrarán nunca en la cadena alimentaria.

Hasta aquí la explicación de la mentira difundida por Évole para hacer pensar al consumidor que está comiendo animales enfermos. Ahora voy a explicarles el motivo de que existan esos animales enfermos. La razón es muy simple: en toda población animal, vegetal o humana hay individuos que enferman o tienen heridas, las granjas de cerdos no iban a ser una excepción. El ser humano acude a hospitales. Allí vemos casos con afecciones iguales o peores que en el corral de esa granja. ¿Eso significa que todos las personas estamos enfermas? Claro que no. Las personas que padecen enfermedades más graves son llevadas a un hospital para curarse. La mayoría se curan. Otras no. En el caso de la granja sucede lo mismo. Los cerdos (como los seres humanos) padecen enfermedades de todo tipo, algunos tienen malformaciones genéticas, otros sufren infartos y algunos hasta tienen enfermedades digestivas.

En una granja como la que Évole y sus compañeros delincuentes mostraron en el programa Salvados, que según ellos cuenta con unos mil cerdos, es normal que haya ocho o diez animales enfermos, lo que no sería más que un 0,5% de la población de la granja.

Así que, señor Évole, amigo de terroristas de ETA o de ecoterroristas, muy mal por mentir. Muy mal por entrar en una propiedad privada sin permiso, a altas horas de la madrugada, asustando a los animales. Muy mal porque da por buenos algunos datos que en verdad son falsos, como cuando se acercan al contenedor que tiene los animales fallecidos y afirman que, aparte de los 46 millones de cerdos sacrificados en los mataderos, otros 6 millones mueren en las granjas. Es decir, un 12%, una cantidad que haría inviable y antieconómica cualquier ganadería. Pero mentir no es algo extraño, sino lo habitual en un canal de televisión como la Sexta.

*Fuente: Una voz en Valdepeñas

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