El Banco Central Europeo acaba de declarar que Europa tendrá que seguir aceptando inmigración si desea continuar creciendo económicamente. Es la consigna con la que estamos siendo bombardeados desde hace décadas. Incluso mucha gente contraria a la inmigración ilegal dice que si los inmigrantes vienen a trabajar entonces pueden venir todos los que quieran.
Si aceptamos este marco ideológico y mental, estamos muertos. Y por desgracia, la mayoría de los españoles y de los europeos lo están haciendo.
Para salirnos de ese marco nos tenemos que hacer la pregunta ¿qué España y qué Europa queremos en el futuro?¿cuáles son nuestras prioridades?¿el crecimiento económico?¿el aumento infinito del PIB sin más?
Esa parece ser la opción elegida por los principales gobernantes europeos de izquierda y de derecha, de los poderes empresariales y financieros, de los medios de comunicación de masas y también, incluso, de buena parte de los partidos de la derecha alternativa, que no niegan que España y Europa tengan que recibir inmigración abundante, solo piden no traer la inmigración “equivocada” (musulmana, básicamente) y que la que venga lo haga legalmente.
Pero incluso esto último es un error, pues no frenará la marcha directa hacia el precipicio en la que está metida Europa. Por supuesto, no deseamos ser extranjeros y una minoría en nuestra tierra y luego reemplazados étnicamente por musulmanes, pero tampoco por africanos no musulmanes o por indígenas americanos.
Entonces ¿qué hacer? Para empezar, tener claro lo que es una nación y cuál es la obligación del Estado respecto a la misma. Los actuales dirigentes occidentales, globalistas progres, aunque también la derecha liberal, tienen la versión liberal de lo que es una nación: un conjunto de personas desconectadas unas de las otras sin ningún vinculo especial entre ellas cuya función es producir y consumir sin descanso para que la maquinaria empresarial capitalista crezca de forma infinita. Esas personas firman un “contrato social” entre ellas y establecen un marco legal que establezca las normas que garanticen los derechos, la seguridad jurídica y la propiedad privada de los habitantes y en base a eso se organicen socialmente. Pero nada más. Son todo leyes, números, productores y consumidores. Entonces ¿qué hacer cuando el número de productores y consumidores de un país comienza a descender después de 50 años de políticas natalistas desastrosas? Pues en esta cosmovisión, la solución es muy sencilla: se traen productores y consumidores de otros continentes, se les hace firmar el contrato social, se espera que cumplirán las leyes, se les da un trozo de plástico que dice que son “españoles” y nada más, a seguir produciendo y consumiendo.
Nuestra máxima prioridad debe ser la conservación de nuestro pueblo, no el crecimiento económico vía inmigración.
Frente a esto, la cosmovisión nacionalista es totalmente diferente. La nación es orgánica. Está viva. Es única, sus nacionales no son cromos que se puedan intercambiar por otros. La nación es sangre y suelo, es una comunidad ancestral con fuertes vínculos étnico-culturales entre sus miembros, y la principal y máxima obligación del Estado es fomentar su conservación y su supervivencia dentro de sus fronteras. Una vez conseguida esa máxima, podrá dedicarse a otras cosas también importantes, como su desarrollo social, económico, cultural, medioambiental, etc Eso es una nación y eso es un Estado. Su función principal no es el crecimiento económico ni el aumento del PIB ni garantizar la seguridad jurídica ni la propiedad privada. Por lo tanto, en un momento de retroceso demográfico que coincide con una expansión económica (aunque sea a base de dinero-deuda) el Estado no debe adaptar la población a la economía, sino lo contrario: debe adaptar la economía a la población.
¿Qué significa esto? que mientras se revierten todas estas desastrosas dinámicas sociales, económicas y culturales que están llevando a la etno-nación española a su colapso demográfico, y entendiendo que llevarlo a cabo no se consigue de un día para otro, sino que serán necesarias al menos dos generaciones, es más que posible que la nación y el Estado tengan que prepararse para una reducción importante de su población y, por lo tanto, de su actividad económica general.
Entonces ¿qué debemos hacer? Si España debe pasar, digamos, de 35 a 15 millones de habitantes autóctonos ¿hemos de traer a 20 millones de inmigrantes para rellenar el hueco y que toda la maquinaria empresarial siga funcionando? esa es la opción elegida por globalistas, capitalistas, patronales de empresarios, progres y liberales. Nosotros elegimos dejar, temporalmente, que los españoles seamos 15 millones mientras erradicamos de la sociedad todas las ideologías y todas las condiciones materiales y culturales que han provocado esa reducción de población.
Y sí, obviamente, la economía no crecerá, al revés, decrecerá bastante ¿es deseable? en principio no pero ¿será tan malo? si la alternativa es la que nos propone el Sistema (reemplazar a los españoles por inmigración tercermundista) entonces será un mal menor necesario por el que tendremos que pasar mientras nos recuperamos. ¿dónde está escrito que el crecimiento económico tenga que ser nuestra máxima prioridad? nuestra preferencia es la conservación de nuestro pueblo y de nuestra comunidad étnico cultural, y si para ello hemos de decrecer pues sea. Y sí, muchos campos se quedarán sin cultivar, muchas empresas y muchos colegios cerrarán, muchos pueblos se abandonarán…eso no quiere decir que los españoles que vivan en ese momento vayan a vivir peor o no vayan a tener trabajo. Al revés, si conseguimos aumentar nuestra tecnología y nuestra productividad la renta por persona puede incluso aumentar, aunque la renta total del país baje. Por lo demás, tendremos una vida mucho más tranquila, tendremos españoles de verdad formando sus propias etno-comunidades locales sin la amenaza de ser reemplazados, sin quinta columna marroquí, sin islam, sin bandas latinas, sin machetazos ni cuchilladas diarias, sin tener que soportar la “cultura” de muchos tercermundistas, sin guetos, sin aumento de agresiones sexuales, con nuestros hijos e hijas estando seguros por las calles, yendo a colegios y a institutos 100% españoles, con trabajadores españoles cobrando salarios dignos sin competencia desleal, todos con un futuro y con una vida mucho mejor por delante ¿tan mal suena esto?
Hemos de recuperar nuestras auténticas raíces para saber qué futuro queremos para nuestra Patria
Entendemos que los liberales y las patronales se opondrán a todo esto pero ¿se podrá oponer la izquierda a este proyecto?¿no se quejan ellos de toda la contaminación que provoca el sistema capitalista?¿no se quejan de los peligros del aumento de la población, su destrucción de los recursos naturales, su emisión de metano y de dióxido de carbono a la atmósfera y el “calentamiento global” que eso provoca?¿no se quejan del colapso del sistema sanitario y del aumento del precio de la vivienda? pues todos esos problemas desaparecerán en una España con menos población.
Tenemos dos opciones. La primera nos la ofrece el Banco Central Europeo, la Unión Europea, la ONU, el Régimen-78 y todos sus agentes de sueldo: reemplazar a los españoles por extranjeros para que (supuestamente) la maquinaria empresarial y el crecimiento económico españoles no se vean afectados por la reducción de la población autóctona. Eso ya sabemos a dónde nos lleva a medio-largo plazo: a todo tipo de conflictos étnicos y sociales y a la extinción de nuestro pueblo. E incluso ni siquiera es seguro que la maquinaria empresarial y todos los servicios públicos acaben colapsando igualmente ¿los podrán mantener los “nuevos españoles?¿cuánto aumento de la población puede soportar España?
La segunda opción es no hacer ningún drama de la situación, aceptar una reducción temporal de la población española, no traer inmigrantes y deportar a la mayoría de los que están en España. Recuperar nuestra auténtica esencia y nuestras raíces. Volver a formar familias españolas y poco a poco ir recuperándonos de nuevo demográficamente.
España seguirá siendo España y Europa seguirá siendo Europa. Nuestro etno-pueblo y nuestros descendientes tendrán una opción de recuperarse, conservarse y de sobrevivir. Y sí, la macro-economía se resentirá durante un tiempo ¿y?¿qué es más importante?¿el crecimiento del PIB o la supervivencia de los pueblos autóctonos de España y de Europa?
Yo lo tengo muy claro.
Miguel Blasco (Secretario General DN)
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