Otro año más, contemplamos cómo los principales partidos políticos, especialmente los partidos de la derecha, celebran el aniversario de la Constitución de 1978, un absoluto despropósito teniendo en cuenta que la España constitucional ha arrasado con todos los valores, principios y con el modelo de hombre, familia y sociedad que esa derecha decía defender en el año 78 o incluso hoy mismo.

La Constitución fue una imposición de los poderes globales a España, un texto que prácticamente les fue entregado ya hecho a los que supuestamente la escribieron, con el objetivo básico de robarle a España la soberanía nacional y de vaciarla de todo contenido real para disolverla y hacerla desaparecer en el proyectado súper estado europeo masónico-globalista.

Creó el nefasto Estado de las Autonomías, con sus “nacionalidades” y regiones. Permitió la existencia de partidos independentistas e incluso pro-etarras como Herri Batasuna. Entregó el sistema educativo de algunas regiones a los independentistas, mientras que la supuesta alta inspección del Estado era ignorada por los mismos que hoy celebran la Constitución. Habla del derecho a estudiar en español pero luego ha permitido las “normalizaciones lingüísticas” que no es otra cosa que la gradual erradicación del español de la educación pública, llevada a cabo no sólo por separatistas, sino también por el PP y el PSOE. Entregaba competencias a las regiones de las que nunca debe desprenderse un estado-nación soberano y, por si eso fuera poco, incluyó la bomba de relojería del demencial artículo 150.2, según el cual “El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación”. Es decir, prácticamente cualquier competencia nacional-estatal puede ser transferida a las autonomías.

Pero no solo eso, a través de los artículos 93, 94 y 96 también se podían transferir todo tipo de competencias a instituciones internacional-globalistas. Y es lo que se hizo con la soberanía militar a la OTAN, buena parte de la soberanía política-económica-industrial a la UE y la soberanía monetaria al Banco Central Europeo.

En especial, y teniendo en cuenta la España de 2023, la Constitución no describe de manera clara quién es y no es español, ni implanta el derecho de sangre, ni pone límites a la presencia de inmigrantes en nuestro país ni tampoco a religiones agresivas y expansionistas como la islámica.

Además, su adhesión a diversos tratados internacionales nos ata de pies y manos para defender nuestras fronteras de la manera radical y contundente que debe hacerse.

Todo esto debe ser corregido de inmediato implantando medidas proteccionistas a favor de los autóctonos, de los auténticos españoles.

De lo contrario, España se irá convirtiendo en una sociedad tercermundista que será un infierno para los españoles que vayan quedando. Nuestros hijos, nuestros sobrinos, nuestros nietos…extranjeros en su propia tierra.

La Constitución ha sido incapaz de evitar el traspaso de nuestra soberanía a Bruselas, incapaz de hacer frente a la corrupción, a la desaparición de nuestros derechos sociales y laborales, al aborto en masa, al holocausto demográfico español, a la invasión de poderes financieros y mediáticos extranjeros que han corrompido al pueblo español a través de sus televisiones y de sus ideologías degeneradas y han conseguido que se privatice la anterior riqueza pública nacional para formar un oligopolio privado más poderoso que nunca.

Además, tras la última reforma constitucional impuesta desde la UE, por la que el pago de la deuda externa es preferente ante cualquier otro gasto público, los motivos para defender la Constitución son aún menores. Hoy, en vez de dar marcha atrás a todo este proceso destructivo, los políticos quieren dar otro paso adelante, llevando a cabo una nueva reforma más. Reforma que transformará a España en una especie de monarquía confederal balcanizada con Felipe VI de rey florero para hacer creer a los ingenuos de siempre que España sigue existiendo de alguna forma. Ese es el papel de los Borbones en toda esta historia: hacer que la derecha sociológica española acepte la disolución de su país en la UE sin protestar demasiado.

Eso es lo que hay detrás de las actuales negociaciones entre el PSOE y los separatistas catalanes. Y por eso se hacen en Ginebra con la vigilancia de la fundación Henry Dunant, financiada por Soros y Rockefeller. Porque es un proyecto extranjero. Solo están terminando lo que en el 78 se dejaron a medias: la conversión de España en autonomías y euro-regiones a las órdenes de Bruselas. Para eso se hizo la Constitución. Para destruir España.

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