Después de 25 años en el Real Madrid, finalmente Iker Casillas abandonará el club blanco para fichar por el Oporto. Hijo de guardia civil amenazado por ETA, sus padres vivieron un tiempo en el País Vasco, pero se marcharon para que su hijo naciera fuera del peligro que existía en aquel momento. Estamos hablando de principios de los años 80, cuando ETA asesinaba en masa a policías, guardias civiles y militares, ante la total pasividad del Estado. Quizá porque aquellos militares no simpatizaban en exceso con el Régimen-78 que acababa de nacer y no hubieran permitido jamás que España se convirtiera en la piltrafa de país que es hoy.

Iker Casillas lo ha ganado todo con el Madrid: Ligas, Copas del Rey, Copas de Europa…y también ha sido el capitán de la mejor selección española de la historia. Todo le iba bien y era querido por todo el mundo hasta que empieza a tener ciertos problemas con su presidente y José Mourinho es nombrado entrenador del Madrid. A las pocas semanas de empezar su primera liga, el Madrid de Mourinho es humillado por el Barcelona en un partido que acaba con la victoria del club catalán por un contundente 5-0. A partir de ahí, Mourinho empieza una “estrategia de la tensión” y de enfrentamiento entre el Madrid y el Barcelona con polémicas ruedas de prensa durante meses. Este proceso terminó con los jugadores del Barcelona y del Madrid a punto de llegar al enfrentamiento físico en un partido.

Todo este proceso era muy del agrado de los separadores. Ya se sabe, por un lado están los separatistas (en Cataluña y en otras regiones) y por otro los separadores. Ambos viven del enfrentamiento y del odio continuo entre Cataluña y el resto de España y, en especial, del enfrentamiento entre Barcelona y Madrid. Para promover ese enfrentamiento, un fenómeno tan popular como el fútbol es una herramienta muy útil. Los separadores estaban encantados con la estrategia de Mourinho. Pero Íker Casillas estaba muy preocupado. No sólo es un madridista sincero, sino un patriota que no dudaba en sacar la bandera nacional cada vez que ganaba un torneo.

La selección española estaba en el mejor momento de su historia, había ganado una Eurocopa y luego el Mundial de 2010, con un equipo formado básicamente por jugadores del Barcelona y del Real Madrid. Pero la estrategia de la tensión de Mourinho podía provocar la ruptura entre los jugadores de ambos equipos, lo que hubiera destruido a la mejor selección nacional de fútbol de la historia.

Para evitarlo, Casillas simplemente contactó con los capitanes del Barcelona para tender puentes e intentar arreglar la situación. Ni mucho menos fue a “pedir perdón”,como se le ha acusado ¿por qué iba a hacerlo? Pero los separadores le pusieron en el punto de mira. Casillas estaba poniendo en peligro la política del enfrentamiento interno entre españoles que tanto les gusta a todos estos separadores de la derecha liberal que tanto presumen de patriotas. Por lo tanto, Casillas tenía que ser fulminado del Madrid. Han estado años atacándole hasta que al final lo han conseguido. Ciertamente, Casillas ya no estaba en su mejor momento y seguro que hay otros factores en esta historia, pero es evidente que toda esta campaña ha influido en su marcha.

Por fin los separadores están contentos. Han estado años presentando a un hombre que entrena donde más le pagan (Mourinho) al que no importaba lo más mínimo la implosión de la selección española, como el defensor del auténtico madridismo, al mismo tiempo que presentaban a una persona que lleva desde los 9 años en el Madrid, que lo ha dado todo por el club y que se jugó su puesto de trabajo por salvar a la selección, como un enemigo.

Así se han cargado los separadores al capitán de la selección española. Ellos, tan patriotas. Por nuestra parte, desearle lo mejor y darle las gracias por todos estos años de triunfos de la selección. Hasta siempre, Íker.

Miguel Blasco

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