En esta hora decisiva de nuestra Patria, es necesario que pasemos de la indignación a la acción, para combatir sin cuartel al radicalismo que la amenaza.
Después de las bochornosas y escandalosas navidades que nos han dado los podemitas, culminadas con la ultrajante y burlesca kabalgata de los magos merlinescos, todo ello aderezado con profanaciones, blasfemias, persecuciones y sacrilegios a lo largo de toda la geografía española ―especialmente en la dominada por los radicales― he de confesar que estoy muy harto y no puedo soportarlo más, y que ha llegado la hora de Marte.
Estamos ante la hora decisiva de nuestra Patria, asaltada por los mamelucos de la estrella roja en sus boinas negras, por comanches desgreñados, por bolivarianos de guayabera chavista sudada, por maquiavélicas turbas desencadenadas desde infiernos rojos y noches de aquelarres y plenilunio, que vieron «el sol en mal día,/ en España, ¡ay cuán llorosa!».
Es el tiempo de decir «¡Basta!», de echarse al monte con los rostros pintados de rojigualda, el cuchillo entre los dientes, agitando nuestras banderas en formaciones incontenibles, para sabotear sus infiernos con un maquis irresistible, para multiplicar nuestras guerrillas con el fin de asaltar las madrigueras de donde salen sus alimañas diabólicas, sus bestias blasfemadoras, sus orcos secesionistas. Si ellos nos atacan desde su Sierra Maestra, nosotros nos echaremos a los montes de nuestra Sierra Morena, con nuestros invencibles Empecinados al frente. «En mal punto te goces,/ injusto forzador; que ya el sonido/ oyo, ya y las voces,/ las armas y el bramido/ de Marte, de furor y ardor ceñido».
Ha llegado el momento de ponernos en pie, de mirarles a los ojos con una mirada inyectada en sangre, para decirles que, si ellos tuvieron su 15M, nosotros no les daremos cuartel en nuestro 2 de mayo, con nuestra Malasaña ―sí: España rima con saña― al frente guiándonos como la libertad guía al pueblo; por tierra, mar y aire, ―incluso en el inframundo― les combatiremos, tras la estela de Daoíz y Velarde, con el espíritu de tantos patriotas valientes que desde don Pelayo vertieron su sangre por nuestra patria. «Ya dende Cádiz llama/ la injuriada Patria, a la venganza/ atento y no a la fama,/ la bárbara pujanza,/ en quien para tu daño no hay tardanza».
Es ya hora de tocar a rebato nuestras campanas, de tocar a generala una movilización patriótica; de echarnos a la calle para grafitearlas con nuestras consignas, para montar nuestras barricadas frente a sus ayuntamientos, sus diputaciones, y sus escaños; para fundar nuestros reales frente a las puertas de sus infiernos, escracheándoles sin piedad, clavando nuestras estacas a los demonios que les guían; para pedir la dimisión de las carmenas y sus concejales/as imputados, de sus Joan Ribós antiespañoles y anticatólicos, de los gudariak navarros que quieren vender el reino a los euskaldunes mientras cobijan a diabólicos personajes que exponen impunemente sus blasfemias, de los Kichis ineptos ansiosos por arriar nuestras banderas de las plazas. «Oye que al cielo toca/ con temeroso son la trompa fiera,/ […] el polvo roba el día y le escurece».
Es el momento decisivo de echarnos a la red para transmitir viralmente nuestras arengas para el combate, para convocar manifestaciones donde les demostraremos quiénes y cuántos somos; para que sientan nuestro aliento en su nunca coletuda, para que sepan que les vigilamos muy de cerca, y que no les consentiremos más blasfemias, más ataques a nuestros valores y tradiciones, más acosos a nuestros principios nacionales, más chulerías de okupas y macarras, más matonismo subversivo. «Tienden los brazos vigorosos/ a los remos, y encienden/ las mares espumosas por do hienden».
Ha llegado la hora de galopar, galopar y galopar hasta enterrarlos en el mar, para condenarlos al horror de una Balsa de la Medusa donde se devoren unos a otros; para echarlos es las más profundas mazmorras del Averno de donde provienen, dándoles el apocalipsis que se merecen, exiliándolos hasta la eternidad de una Patria de la que no son dignos, y en la que no deberían haber nacido.
Es el tiempo de que nos pongamos España por montera, a ritmo de pasodoble, para proclamar nuestra Patria cañí, que les dará caña y leña; que defenderá a muerte su identidad nacional, su reserva espiritual, una herencia histórica de siglos que nunca podrá ser mancillada por radicales y secesionistas, por los talibanes del populismo y el guerracivilismo, por los hierofantes de diabólicos ritos de asalto y derribo a nuestra religión, nuestra geografía, nuestra historia y nuestros valores. «¡Ay, cuánto de fatiga,/ ay, cuánto de sudor está presente/. Y tú, España divina,/ de sangre ajena y tuya amancillada, darás al mar vecino/ ¡cuánto yelmo quebrado, cuánto cuerpo de españoles destrozado!».
Ha llegado el tiempo de abandonar nuestra comodidad vegetativa, nuestra cobardía, nuestro pasotismo, y plantarles cara rojigualda, diciéndoles que no pasarán, que estamos en pie de guerra; gritándoles sin miedo que «¡Entra España!»: «Acude, acorre, vuela,/ traspasa la alta sierra, ocupa el llano;/ no perdones la espuela,/ no des paz a la mano,/ menea fulminando el hierro insano».
Ya lo dijo Machado, aunque refiriéndose a otra Patria:
«Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea».
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¡Españoles! Nos llama algo que no admite demoras ni deserciones: la unidad.. Todos sabéis que España está seriamente amenazada por los enemigos de siempre;.. que la debilidad y la cobardía de unos pocos y la indiferencia de muchos ha bastado para que se fracture la integridad física de la Patria. Por eso yo os digo:…
Frente a la pugna de los partidos políticos, de las luchas intestinas, de los personalismos, ¡unidad!
Frente a la indiferencia, la pasividad o el olvido cobarde, ¡unidad!
Frente al egoísmo de los que ponen a salvo sus caudales, frente a la destrucción económica y frente a la insolidaridad social, ¡unidad!
Frente a los agitadores políticos, los perturbadores dé la vida ciudadana y de los enemigos de la paz del pueblo español, ¡unidad!
Frente a la lucha de clases y al enfrentamiento de los hombres, movidos como marionetas por el dogma marxista, ¡unidad!
Frente a la fatiga, el cansancio o la desesperanza que puedan registrarse en nuestras filas, ¡unidad!
Frente a la dispersión, la disgregación y los separatismos, ¡unidad!
Frente al desorden, la inseguridad y el terrorismo, ¡unidad!
Frente a los estatutos, las autonomías y las autodeterminaciones, ¡unidad!
Frente a los ultrajes a España, a sus símbolos y a su gloriosa Bandera rojigualda, ¡unidad!
Hay que tener el valor suficiente para hacer que la fecha próxima,Un punto de partida. Unidos y resueltos; con ilusión y esperanza, con sacrificio y abnegación, vamos a defender a España frente a la turba que la asfixia, frente a los liquidadores de su grandeza, frente a quienes han destruido su soberanía.
¡Viva la Unidad Nacional! ¡Viva España! ¡Arriba España!
¿Y qué haces tu por esa unidad? ¿Has empezado por unirte tu a alguna organización?
“Tenemos que acudir aqui con la honradez necesaria, para explicarnos a nosotros mismo, que en función de instancias respetables pero menores, todavia no hemos sabido encauzar este caudal de ideales y entusiasmo hacia una concrepción de superior instancia, la constitución de un bloque unido,fuerte que se oponga resueltamente a la destrucción de España”
“Cuando la patria corre riesgos tan graves como los que podemos advertir cada mañana, nadie tienen derecho a anclar su corazón en la nostalgia,o entendemos de una vez y para siempre que de aqui hay que partir hacia la conformación de una recia voluntad nacional activa o habremos perdido lamentablemente el tiempo.”
os reitero el convencimiento de la necesidad de poner en marcha desde la base del pueblo español y ahora mismo, el movimiento politico nacional capaz de devolver a España su unidad,su libertad y su grandeza.
VIVA ESPAÑA Y ARRIBA ESPAÑA i.
La desaparición de España está programada y va ejecutándose ante la impotencia de los buenos españoles y la insólita pasividad de las instituciones a cuya tutela estaba confiada la existencia de España como Nación.
Esa es la escueta realidad del momento que vivimos. Pero, la historia la hacen y la escriben los hombres y si unos hombres se han entregado a la traición y se han echado en los brazos del enemigo secular de la Patria, otros, todos, mejor dicho, estamos obligados a hacer cara al enemigo y a sacar a la Patria del atolladero. Esto, por otra parte, no es nuevo en la vida de nuestro pueblo. Frente a la verdad “oficial” siempre estuvo la verdad de los Patriotas, y frente a la entrega sin condiciones del elemento oficial de turno estuvo el coraje de los buenos españoles. Yo creo en España y confío en ella, y confío en que la generosidad de los españoles se imponga sobre los egoísmos humanos. Desde luego no podemos tolerar que España muera por decreto. Y, naturalmente, no lo toleraremos.
Es precisamente cuando la Burguesía en España empieza considerar otras opciones ante el retrato de la política en España.
Tendrían que suceder muchas más cosas, ya que el pueblo español — insufrible — en la Historia nos dice que debe de sufrir todavía más para sacar la furia que lleva dentro, para desatarse de esas cuerdas rígidas y con años de preparación en manos expertas, pero toscas y mal hiladas, que se agrietan por el pulso de unos pocos hilos que se resisten a permanecer atrapados por una mala obra.
Es necesario, sí, que padezca el pueblo, para que las críticas que han hecho posible éste Estado retome las riendas de la cordura y la protección de España.
No es hora de Marte, es hora de Apolo, es hora de Odín, es hora de Thor, es hora de que la gente sepa que ha vivido en la Gran Mentira, y su sufrimiento tienen nombres y apellidos que fuman puros y se sientan en sillones de poder ocultos.
Es vital que el pueblo agonice para dar cumplimiento a la obra definitiva, espontánea, y que con los nuevos tiempos en el futuro no habrá margen de duda alguna, será la victoria más dulce, y en memoria de todos aquellos que quedaron en el camino, se elevarán banderas y testimonios abrazados del pueblo.
Es necesario, despertar, no antes de sumergirse en el elemento líquido natural para quitar obstáculos que la venda ha ocultado la verdadera realidad de lo que sucede.
Que teman y tiemblen los culpables de tanto caos, de tanta discordia, de tanta cobardía consentida.
No habrá lugar donde refugiarse, no seré yo, ni usted, ni esos, ni aquellos, seremos cualquiera que ame y haya recibido la herencia en su sangre de sus antepasados que al igual que hoy supieron levantar estandartes y banderas en nombre de la libertad pura y verdadera.
Es la hora de ponerse serios, movilizarse, informarse buscando información certera e investigando, de compartir inquietudes, de manifestar el malestar, de luchar por la Justicia, por poner orden y prevenir el daño..
Es la hora de estar, pero sobre todo de hacerlo unidos.
http://www.actuall.com/laicismo/la-gran-logia-masonica-de-espana-llega-al-senado/
Democracia nacional y muchos españoles que estamos amenazados por el auge del comunismo, el separatismo y la invasión islámica debemos unirnos y manifestarnos sin complejos. Los comunistas saben manejar la propaganda y la agitación para enfervorizar a las masas porque ponen pasión y demagogia a raudales. Los españoles que defendemos nuestra Patria no necesitamos demagogia pero sí mucha pasión, unidad y constancia. Ojalá consigamos unirnos antes de que sea demasiado tarde. Los líderes más organizados, como Democracia Nacional, podrían y deberian ejercer esa dirección, en todas partes. Porque a la ultraizquierda militante no se la combate con pasividad, en momentos en que el Estado está tambaleándose