Según informa SOMATEMPS en su página web, Felipe VI en su reciente viaje al Reino Unido ha recibido, de manos de la reina Isabel II, el nombramiento de Caballero Extranjero de la Nobilísima Orden de la Jarretera. Esta es una de las órdenes más antiguas del Reino Unido, fundada por Eduardo III en 1348, y está formada por la realeza y 24 Caballeros que se han destacado por el “su servicio al Reino Unido”.
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Como decían los versos del famoso romance: «Si gran traidor fue su padre, mayor traidor es el hijo».
El discurso de Felipe VI
La Conferencia de Rabinos Europeos entregó este martes su premio Lord Jakobovits 2016 al Rey Felipe VI en reconocimiento a su apoyo a los judíos europeos, su defensa de los derechos religiosos de esta comunidad y su lucha contra el antisemitismo.
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Este premio, que ha recaído en los últimos años en personalidades como la canciller alemana, Angela Merkel, o el exprimer ministro francés, Manuel Valls, se entrega normalmente en una ceremonia en la Gran Sinagoga de Bruselas, pero en esta ocasión el acto tuvo lugar en el Palacio de El Pardo.
Dicho reconocimiento fue entregado por el rabino jefe de Moscú y líder de la Conferencia de Rabinos Europeos, Pinchas Goldschmidt, quien bendijo a Felipe VI y al reino de España con una oración tradicional hebrea antes de hacer una descripción sombría de la Europa actual: “El auge del nacionalismo ha traído consigo un renovado e inquietante auge de la extrema derecha. La semana pasada, casi la mitad del electorado de Austria votó por un candidato presidencial de extrema derecha. En Holanda y Francia también avanza la extrema derecha, y en el Reino Unido está el Brexit”, dijo.
Por su parte, Felipe VI recordó que en España se conmemora desde 2006 el acto de Estado en Memoria del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad, de manera que el país comparte “el horror de las víctimas con el sacrificio absurdo y cruel de sefardíes y deportados republicanos españoles”.
Reproducimos de forma íntegra el discurso de agradecimiento que pronunció el día de ayer SM el Rey Felipe VI de España tras ser condecorado con el Premio Lord Jakobovits, el máximo galardon que otorgan las comunidades judías de Europa.
AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO –El premio consta de una escultura en forma de Torá abierta sobre tres ejemplares cerrados. La entrega ha estado a cargo de Pinchas Goldschmidt, rabino jefe de Moscú y líder de la Conferencia de Rabinos Europeos, formada por unos 700 religiosos. Dicho galardón le fue concedido por haber adoptado medidas extraordinarias para hacer que los judíos se sientan en casa gracias a la Ley 12/2015, que concede la nacionalidad española a los judíos sefaradíes originarios de España, de donde fueron expulsados en 1492.
Las palabras del Rey:
“Me siento verdaderamente conmovido por este gran honor que recibí hoy que la Conferencia de Rabinos Europeos ha tenido a bien otorgarme el Premio Lord Jakobovits de los Judíos Europeos. Por lo que, a todos los que forman parte de esta distinguida institución (en particular el rabino Pinchas Goldschmidt), les agradezco sinceramente desde el fondo de mi corazón.
Sin embargo, a través de mí, como Jefe y Cabeza de Estado, en realidad se está honrando a España, su gente y sus instituciones. Por tanto, me entusiasma enormemente que nos acompañen representantes de la sociedad civil española y de su comunidad judía en esta ceremonia.
La Conferencia de los Rabinos Europeos ha realizado una labor verdaderamente encomiable a través de su historia, y continúa haciéndolo hoy en día. En especial ha hecho esfuerzos muy importantes para la reconstrucción de comunidades judías de Europa después de la Shoah, luchando por evitar la desaparición de la identidad judía, como resultado de la devastación sufrida.
Los actuales esfuerzos de la Conferencia deben aplaudirse, especialmente durante estos tiempos de cambios en el continente europeo, en que enfrentamos nuevos retos e incertidumbres que, a veces, ponen a prueba los valores mismos sobre los que está asentada nuestra identidad. Y nuestra identidad europea no puede entenderse, ni considerarse completa, sin tomar en cuenta la decisiva contribución de los judíos, quienes han vivido en el continente desde los albores de la historia.
Ahora como entonces, Europa necesita de la invaluable contribución de sus comunidades judías, porque necesitamos ser honestos y respetuosos tanto de nuestros valores y orígenes judeocristianos compartidos, como del más amplio sentido universal de los verdaderos valores humanos que intentamos extender, y defender, a lo largo y ancho del mundo en medio de los horrores y el odio que aún persisten en tantos lugares en la Tierra… que se cobran tantas víctimas por el terrorismo, o que van huyendo de las guerras y la persecución.
Estimados Rabinos, les doy la bienvenida a España, un país abierto y tolerante en donde el respeto a la diversidad es una característica que nos define. También nos llena de orgullo la activa y floreciente comunidad judía de España, representada por la Federación de Comunidades Judías de España y su presidente, Isaac Querub, quien se encuentra hoy presente.
La vuelta al hogar, al Sefarad, de la comunidad judía, fue serena y silenciosa. Ritos, liturgia, apellidos de renombre, baladas, proverbios y sabores, todo ha vuelto: en resumen, tantas cosas que nunca debimos haber dejado que se perdieran. El punto clave para el cambio fue 1992, y el Acuerdo de Cooperación Estatal con las comunidades judías, que garantizó los derechos tanto individuales como colectivos. El mismo año, tras entrar a la Sinagoga Ben Yaacob de Madrid, la bienvenida oficial fue pronunciada por mi padre, el Rey Juan Carlos: “Los judíos españoles están en su patria”, dijo.
Hoy quiero destacar el esfuerzo de muchos municipios españoles por recuperar su patrimonio y su legado judío. Por esta vía se ofrece a los millones de visitantes que cada año llegan a nuestro país el vivo recuerdo de lugares y personajes de alma judía que forman parte de nuestro legado histórico.
Un pequeño municipio se ha convertido en un símbolo de la lucha contra el antisemitismo. Se trata del pueblo burgalés de Castrillo, anteriormente llamado de Matajudíos y que desde mayo de 2014 luce con orgullo su nuevo nombre de Castrillo Mota de Judíos.
Desde los poderes públicos se han lanzado iniciativas a la sociedad civil como es el caso del Centro Sefarad-Israel, que desde hace una década se afana en servir de puente entre España y el Mundo Judío en todas sus manifestaciones. De entre sus líneas de trabajo me gustaría destacar la denominada Plataforma Erensya que, leal al espíritu del Senador Ángel Pulido, se esfuerza en establecer puentes entre España y las comunidades sefardíes en la Diáspora.
En abril de 2015 tuve ocasión de recibir a los representantes de esta Plataforma que representaban a comunidades sefardíes de todo el mundo: me emocioné con su lealtad hacia España, me conmoví con sus acentos…, y me alegró de verdad poder volver a expresarles que se encontraban en su casa.
Especial mención merece también la promulgación de Ley 12/2015 de 24 de junio, en materia de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España. Se trata de un mensaje de cordialidad al Mundo Judío que contó además con el respaldo unánime de los grupos parlamentarios en ambas cámaras. Recuerdo con especial emoción el acto que hace poco más de un año celebramos en el Palacio Real alrededor de la esta Ley con la presencia de los judíos españoles y de otros muchos sefardíes llegados también de lugares lejanos.
En mis palabras de hoy no puede faltar la mención a un hecho tan doloroso como el Holocausto. España se enorgullece de sus Justos entre las Naciones que ayudaron a salvar a miles de judíos en aquellos años oscuros. También comparte el horror de las víctimas con el sacrificio absurdo y cruel de sefardíes y deportados republicanos españoles.
Nuestro país ha llevado a cabo notables esfuerzos legislativos para que la Memoria del Holocaustoforme parte de las enseñanzas que se imparten en los colegios. España es miembro activo de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto y desde 2006 se conmemora el acto de Estado de Memoria del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad. En enero de 2015, en el primer año de mi reinado, quise presidir dicho acto y pude ser testigo del dolor contenido en ese acto y de la enseñanza que en él se genera.
En esa ceremonia tuve ocasión de saludar a una persona muy especial, a uno de los pocos supervivientes de la Shoá que viven en España. Su nombre era Joseph Bohrer, era de origen húngaro y pudo rehacer su vida en nuestro país como un español más. Desgraciadamente, hace apenas diez días fallecía en Madrid dejándonos el legado de su ejemplo y su testimonio imperecedero. Deja también una familia entrañable a la que quiero transmitir mis condolencias en este día. Descanse en paz, zijronó livrajá.
Quiero terminar mi intervención volviendo a dos temas a los que he hecho referencia en ocasiones anteriores, al hablar de los Sefardim; y estos son, justicia y gratitud. Todos los esfuerzos de España en años recientes para devolver a la cultura judía del país al lugar que le corresponde por derecho son simplemente un deber que se cumple en nombre de la justicia. Todo el amor y la lealtad inquebrantables de los Sefardim por España representan un poderoso ejemplo para todos los pueblos, y para las generaciones venideras. Sin duda merece nuestra gratitud más profunda, permanente y sincera.
Una vez más le agradezco a toda la Conferencia de Rabinos Europeos por haberme concedido el prestigioso Premio Lord Jakobovits. Me siento profundamente honrado y conmovido, y quiero dedicarle este premio especialmente a todas las generaciones de Sefardim que, a lo largo de cinco siglos, se han mantenido fieles a su herencia cultural y le han enseñado a sus hijos a amar la memoria del Sefarad. Bendita sea su memoria, yehí zurám baruj.
Muchas gracias”.