Estamos perdiendo España de forma acelerada. Nuestros barrios y ciudades están dejando de ser España. Y sí, la islamización es un problema que hemos de denunciar, pero tenemos que empezar también a denunciar la sudamericanización de España porque la entrada masiva y salvaje de este tipo de inmigración está fuera de control. Esto viene de atrás, ya que su primera llegada fue a finales de los años 90 y principios de los 2000, con el Gobierno del PP de José María Aznar. Los empresarios necesitaban mano de obra abundante y barata para seguir inflando la burbuja inmobiliaria y para la hostelería y trajeron en masa a la primera oleada de inmigrantes sudamericanos. En la hostelería supuso un impacto tan negativo en los salarios que los españoles autóctonos fueron expulsados del mercado en masa.

Entonces, como hoy, la llegada se produjo de la misma forma: mienten diciendo que vienen temporalmente a pasar unas semanas de turistas y cuando se les acaba el visado se quedan ilegalmente en España hasta que son legalizados por cualquiera de las vías de arraigo existente. Este sencillo fraude de ley lleva ocurriendo desde hace más de 25 años con el conocimiento de todas las instituciones del Estado competentes sin que nadie haga nada por evitarlo. Con esta primera oleada ya llegaron las primeras bandas latinas a España, en especial en la Comunidad de Madrid, que fue donde se asentaron primero todas estas comunidades “latinas”.

Ayuso, el PP y los liberales quieren convertir Madrid en Sudamérica, con el visto bueno de VOX

Pedro Baños, Marcelo Gullo y Santiago Armesilla, tres de los principales voceros del hispanchismo

Con la crisis de 2008 una parte retornó a sus países de origen y dejaron de venir. Luego llegó la “pandemia” y durante y después de la misma, se produjo lo que ya está siendo una invasión de sudamericanos y centroamericanos sin precedentes que deja como una broma sin importancia a la inmigración africana. Oleadas de aviones llegan todos los días cargados de estos inmigrantes. Familias enteras, padres, hijos, abuelos, primos…llegan sin que nadie controle absolutamente nada. Colombianos y peruanos ni siquiera necesitan visado desde 2015. Ya no caben más en Madrid y se están extendiendo por toda España de forma masiva. En los parques, en el metro, en los autobuses, en los ambulatorios, en las calles…cada vez cuesta más ver a españoles en aquellos barrios y zonas más masificadas por esta inmigración.

Desde sectores de la derecha e hispanistas nos quieren convencer de que esta es una inmigración buena y deseable a la que no nos tenemos que oponer porque son “tan españoles como nosotros” y que tienen nuestra misma lengua, cultura, religión y costumbres o que, en todo caso, son un mal menor frente a la inmigración afro-musulmana. Nosotros respondemos que no, que ni son españoles (nunca lo fueron durante la época imperial) ni tienen nuestra misma cultura ni modo de entender la vida, ni tienen nuestra religión (la mayoría están secularizados y los más religiosos son protestantes) y que la lengua no significa nada. En Francia hay millones de inmigrantes africanos que hablan francés que ni son franceses ni están integrados ni lo estarán.

Nos dicen que vienen a hacer los trabajos que los españoles no quieren pero no consideramos que pueda ocurrir algo así habiendo más de tres millones de parados en España. Y en todo caso ese no es el problema de fondo, pues incluso aunque fuera verdad no tenemos por qué aceptar ninguna inmigración masiva de reemplazo étnico, ni desde África ni desde Sudamérica, por mucho que gente como Marcelo Gullo esté pidiendo que ocurra justamente eso.

Las bandas latinas, fuera de control en Madrid y, pronto, en el resto de España.

Tenemos un problema muy grave con este tipo de inmigración. Primero porque, con diferencia, es la más numerosa, ya que entre el 80 y el 90% de la inmigración legal o ilegal que hay en España viene de Sudamérica y Centroamérica, por mucho que VOX y su entorno mientan de manera descarada haciendo creer que la mayoría de la inmigración viene de África. Segundo porque nadie se opone a la misma, ni siquiera VOX, al revés, parece que justo de ese ambiente vienen los mayores defensores de esta inmigración en masa. Tercero, porque, al contrario de lo que ocurre con la inmigración afro-musulmana, la secta hispanchista está convenciendo a la población española que debe, no solo aceptar esta inmigración, sino mestizarse en masa con ella, y que algo así es de “buenos españoles patriotas”, manipulando y falseando lo que fue la presencia española en América durante 300 años.

Ya estamos empezando a entender por qué de repente han salido tantos canales de youtube y gente en redes promoviendo esta falsa hispanidad: estaban preparando el terreno para que los españoles aceptaran esta inmigración en masa

Y, por desgracia, el plan del R78 es que sigan viniendo, pues cuentan con ellos para promover la próxima burbuja inmobiliaria, por la que constructoras y bancos esperan construir millones de nuevas viviendas y para eso necesitan inmigrantes en masa, tanto para construirlas como para luego vendérselas.

Especialmente preocupante es la situación en la Comunidad de Madrid, en la que la presidenta Ayuso no para de declarar su intención de seguir promoviendo la inmigración “latina” mientras que desde sectores liberales y empresariales se pide que Madrid capital se convierta en una mega-ciudad de más de 10 millones de habitantes. ¿De dónde saldrán todos esos millones de “nuevos madrileños” teniendo en cuenta la pirámide demográfica española? de la inmigración sudamericana, que acabará siendo la mayoría de la ciudad convirtiéndola en un engendro que será un cruce entre Miami, Nueva York, Caracas y Medellín. Una auténtica pesadilla para los españoles de siempre donde las bandas latinas camparán a sus anchas. Y después de Madrid, ese modelo de ciudad y de sociedad se irán extendiendo por toda España, que acabará siendo como cualquier país de Centroamérica.

Desde DN exigimos el fin de esta inmigración y el retorno a sus países de toda la que sobra. Pedimos la militarización de los aeropuertos y un control radical de esta inmigración, a la que se debe exigir depósitos de dinero lo más altos posibles y que no les sean devueltos en caso de no volver a sus países, penalizando además con multas importantes a aquellos que les hayan dado cobijo en España. En caso extremo, si es necesario, se les debe prohibir directa y temporalmente la entrada en España, sin más, con la excepción quizá de aquellos países del cono sur que estén más hispanizados y cuya inmigración sí que puede aportar valor añadido a nuestra economía, como Argentina, Chile y Uruguay, eso sí, poniendo también filtros para que no se nos metan los podemitas de turno de aquellos países. En cuanto al resto, no necesitamos a esta inmigración para nada, si alguna empresa española necesita esta inmigración para funcionar pues lo sentimos mucho pero tendrá que cerrar o apañarse con la mano de obra nacional que tenga. La supervivencia de España es más importante que los beneficios de las empresas. Y si no vienen, nuestro turismo tampoco se resentirá, pues la mayoría de los turistas vienen desde Europa.

Es la única manera de que España siga siendo a España. Ni islamización, ni sudamericanización masivas. No a las pateras del cielo. STOP INVASIÓN.