Se ha consumado la traición que, aunque esperada, no por eso duele menos. El Tribunal Supremo ha condenado a los separatistas golpistas solo por malversación y sedición, pero no por rebelión, condena que les habría supuesto un castigo bastante superior. Considera el Tribunal que no está probado que existiera una “violencia estructural” organizada por parte de los acusados para llevar a cabo una insurrección violenta contra el orden constitucional, cuando es evidente que eso es exactamente lo que pasó, y que si la violencia no fue a más fue porque los separatistas y sus aliados de Madrid y Bruselas se asustaron ante la posibilidad de un contragolpe por parte del pueblo español, que estaba empezando a salir a la calle por millones amenazando con resucitar un auténtico y genuino Nacionalismo Español, la peor pesadilla para ellos.

Un nacionalismo Español liderado en las calles de Cataluña por Democracia Nacional y demás grupos y organizaciones patriotas que defendieron sin medias tintas España.

El delito de sedición está reservado para acciones violentas que vayan en contra de la simple ley, pero no es eso lo que ocurrió en Cataluña durante los meses de septiembre y octubre de 2017. Allí hubo una rebelión violenta contra el orden constitucional y así lo han acreditado los policías y guardias civiles que se jugaron el tipo en primera linea luchando contra las hordas separatistas. Muchos de ellos salieron heridos debido a las agresiones de los separatistas pero el propio gobierno español se encargó de ocultar dichos ataques y a órdenes del ministerio del interior actuaron tarde y mal, facilitando la imagen de victimismo que vendieron para seguir  haciendo «causa» de esta REBELIÓN contra el orden constitucional y golpe de Estado.

Lo mismo podemos decir del Tribunal Supremo. Ya le echaron una mano a sus amigos separatistas multiplicando las penas de manera totalmente inexplicable a los condenados por el caso Blanquerna. La Audiencia Provincial les había condenado a 6 meses de cárcel, pero el Supremo lo elevó a 4 años continuando además su persecución contra líderes nacionales como es el caso de nuestro Secretario General  Pedro Chaparro. Los patriotas habían interrumpido un aquelarre masónico-separatista y eso no podían consentirlo los jueces del Supremo, los mismos que también elevaron de manera totalmente desproporcionada la pena a La Manada de Pamplona a 15 años de cárcel cuando no había ni una sola prueba de que hubiera existido una violación, pero desde la logia se ha dado la orden de implantar la “perspectiva de género” en el aparato judicial y no hay más que hablar.

También, nuestro repugnante y corrupto sistema judicial le echó un capote a la familia Pujol al no obligar a que uno de sus condenados pasara un tiempo mínimo en prisión. Al actuar así y traspasar las competencias  a la Generalidad catalana, a ésta le faltó tiempo para sacarlo de la cárcel por “buena conducta”. Solo pasó dos meses en prisión ¿pasará lo mismo con los separatistas condenados?

En efecto,  esta es la trampa de la sentencia que hoy día 14 de Octubre del 2019 ha sido publicada y en la que abre la vía a instituciones penitenciarias bajo control de la Generalidad para conceder el tercer grado a los golpistas presos en muy poco tiempo.

El R78 está loco por sacarlos a la calle,  hemos podido ver incluso con las medidas preventivas de prisión provisional como algunos de los Diputados podrían presentarse a las elecciones generales de España y tomar acta de diputado en el mismo Congreso.

Es normal, son sus agentes, sus peones necesarios para mantener España en un estado de debilidad permanente. Ni siquiera hará falta que los indulten, aunque advertimos que un auto atentado de falsa bandera atribuido a la “ultraderecha” podría facilitar esa operación dado el clima que ha propiciado el gobierno socialista.

Será más fácil un recurso al Tribunal de la UE, pues el precedente existente de un tribunal regional alemán condenando a Puigdemont solo por malversación, podrá ser utilizado para rebajar el castigo al resto de golpistas a ese mismo nivel.

Este es el sistema judicial que tenemos, en especial su cúpula. Nadie se cree que a esos niveles la Justicia sea independiente. Está claro que los grupos de poder que controlan el Sistema no van a  permitir nunca una cúpula judicial independiente para que, cuando interese, esa cúpula judicial pueda ser manipulada para favorecer al Sistema, ya sea para tapar la verdad sobre el asesinato de Carrero Blanco, o del 23-F, o del aceite de la colza, o del 11-M, o para dar visto bueno a la profanación de los restos del general Franco, o para destruir a jueces honestos que en su momento investigaron al capo de la prensa en España, el dueño de PRISA, Jesús de Polanco, como acaba de denunciar el comisario Villarejo.

Todo está podrido, recordemos las reuniones del mismo Villarejo con el juez Garzón (y los extraños tratos de éste con la familia Botín) y la actual Ministra de Justicia Dolores Delgado

DN rechaza de pleno esta sentencia, exigiendo penas más duras para los separatistas pues lo que hicieron fue muy grave, ya que podría haber tenido consecuencias imprevisibles con cientos de muertos en nuestras calles.

Denunciamos que todo lo que está pasando forma parte de una “estrategia de la tensión” para llevar al pueblo español a un límite en el que se le empujará a aceptar una reforma de nuestro modelo de Estado que será contraria a sus propios intereses. No debemos aceptarlo bajo ningún concepto.

Desde DN seguiremos tomando  la iniciativa en las calles y convocaremos movilizaciones en repulsa de esta sentencia.