En principio, nada hay que objetar contra un día dedicado a honrar a la mujer. Al contrario.
Pero el 8 de marzo no es esto. Es una fecha que ha sido secuestrada por la secta feminista.
Lo han convertido en un ritual anual de lavado de cerebro, victimismo de género y chiringuitismo feminista pagado por todos.
Para reivindicar más dinero, más privilegios para las mujeres, nuevas leyes injustas y discriminatorias contra los varones.
Desde DN afirmamos la misma dignidad, derechos y deberes para hombres y mujeres. Contra toda nivelación igualitaria, defendemos la masculinidad y la feminidad, expresadas con toda su intensidad.
Por ello en DN respetamos y defendemos a la mujer. Porque el desprecio y el odio contra la mujer vienen de una masculinidad defectuosa o inexistente.
De idéntica manera, el menosprecio y la inquina del feminismo contra el hombre vienen de una feminidad defectuosa o inexistente.
Contra la guerra de sexos. Por el encuentro entre hombres y mujeres.

Acerca del 8 de marzo: el elefante en la habitación.
Elefante en la habitación: algo que todos ven pero, hipócritamente, ni quieren verlo ni hablar de ello.
Para las mujeres, este elefante es la relación entre los delitos sexuales y la inmigración masiva, sobre todo de determinados orígenes.
No culpabilizamos a nadie ni señalamos a personas, pues cada cual responde sólo por lo que hace, no por su origen ni por lo que hacen otros.
Pero si las estadísticas sirven de algo, es para comprender el cuadro general.
Está muy claro, a la vista de estos datos, qué medidas deberían proponerse, si realmente se trata de proteger a las mujeres de la violencia.
Reducir a cero la inmigración ilegal. Filtrar la inmigración legal severamente y distinguiendo por proveniencia. Expulsar y en su caso revocar la nacionalidad a los delincuentes de fuera.
Obviamente por delitos reales, no por un piropo. Desgraciadamente en régimen de dictadura feminista hay que decir también esto.
Las feministas no verán jamás este elefante.
Max Romano (Mesa Nacional DN)

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