El pasado 13 de junio tuvo lugar en el Centro Social y Nacional RECONQUISTA la conferencia «El Santuario: la continuación de Baler», a cargo de Miguel Alabort.
Empezó el conferenciante relatando brevemente el asedio de Baler que sufrieron “los últimos de Filipinas”, comparándolo con el asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza en Andújar (Jaén)
El origen del Asedio es el Alzamiento del 18 de julio de 1936. Dicha sublevación no triunfó en Jaén, y las autoridades ordenaron concentrar a los Guardias Civiles en los cuarteles de la zona. No hay que olvidar que ningún General ni Coronel de la Guardia Civil apoyó la sublevación. Los principales dirigentes de la Guardia Civil de Jaén querían mantenerse leales a la República, aunque tampoco simpatizaban con el Frente Popular, mientras que los oficiales y las tropas apoyaban a los rebeldes.
A finales de julio del 36 milicianos del Frente Popular de la zona empiezan una oleada de violencia brutal contra terratenientes, religiosos y en general gente de derechas o contrarias a sus ideas. En agosto, el enfrentamiento entre los milicianos del Frente Popular y los guardias civiles rebeldes va en aumento, por lo que éstos se repliegan al Santuario de la Virgen de la Cabeza, ya vacío pues el Frente Popular había asesinado a los religiosos que allí vivían.
Los milicianos les exigen la entrega de las armas, a lo que accede el comandante Nofuentes, lo que provocó el enfado del auténtico líder de los asediados, el capitán Cortés. En septiembre, Nofuentes accede a evacuar a los sitiados. En ese momento es cuando el capitán Cortés observa cómo algunos niños y mujeres son insultados y amenazados antes de evacuarlos. Temiendo que les espera lo peor, Cortés ordena parar la evacuación y detener a Nofuentes y a los milicianos presentes. Cortés asume el mando y empieza el asedio de verdad. Era el 14 de septiembre de 1936.
Es entonces cuando empiezan los continuos bombardeos y amenazas contra el Santuario, que recibía provisiones del bando rebelde por vía aérea. Aún así, su situación por la falta de alimentos era cada vez más desesperada, especialmente entre los niños. Hubo casos de muertes por consumo de hierbas venenosas.
Tras meses de asedio, en abril de 1937 se produjo la ofensiva final. Casi diez mil milicianos se preparan para asaltar el Santuario. Los pocos cientos de personas que aún resisten aguantan el ataque, con el apoyo de la aviación nacional. Aún así, el ataque se intensifica los días siguientes pero, aunque se producen algunas deserciones (muy pocas) la mayoría deciden resistir hasta el final. Las mujeres se niegan a ser evacuadas y deciden quedarse junto a sus maridos y morir si es necesario.
La noche del 30 de abril al 1 de mayo se produce un nuevo ataque en el que el capitán Cortés es herido. Hay resistencia hasta el final pero a las cuatro de la tarde del 1 de mayo los asaltantes toman el Santuario. Uno de los principales resistentes, el teniente Porto, se pega un tiro antes de entregarse. El capitán Cortés murió como consecuencia de las heridas. De los combatientes que estuvieron desde el principio, murieron 85 guardias civiles, 19 voluntarios y 55 civiles (total: 159 personas) Los combatientes supervivientes fueron llevados a campos de concentración.
En el turno de preguntas se habló de la duración del asedio, del papel del poeta Miguel Hernández en el mismo, ya que era comisario político del Frente Popular y del olvido en el que ha caído la gesta del Asedio, un hecho totalmente olvidado hoy en día, incluso por la población de la zona. Se comparó el Asedio al Santuario con el del Alcázar de Toledo y se habló de la importancia psicológica que tuvieron ambos hechos y sus efectos en el resultado final de la guerra.
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