Cada vez que se produce un nuevo atentado islamista en Europa nos da la sensación de estar dentro de la película “El día de la marmota”, aquella película en la que el actor Bill Murray vivía siempre en un mismo día que se repetía una y otra vez.
Vemos las ridículas condenas de los políticos, vemos las vergonzosas tertulias televisivas en las que los periodistas de la derecha liberal-sionista nos dicen que la solución es seguir bombardeando Iraq y Siria (pero nunca Arabia Saudí) y que los partidos europeos anti-inmigración son tan malos como Podemos y los islamistas. Por otro lado, los periodistas de la izquierda nos repiten sus consignas ya conocidas: la culpa es de los europeos cristianos, el islam es la paz, por lo que la inmigración musulmana hacia Europa debe seguir y, al final, el auténtico peligro es el auge de la “extrema derecha”. En resumen, las conclusiones finales son: hay que seguir importando musulmanes y bombardeando Oriente Medio. Es decir, LO CONTRARIO de lo que hay que hacer si queremos parar estas masacres.
Ciertamente, a los islamistas no les hacían falta conflictos como el de Siria o Iraq. Ya estuvieron siglos atacando y devastando territorio europeo. Desde el siglo VIII y hasta la batalla de Lepanto en 1571, los musulmanes sembraron el terror en tierra europea y los turcos aún estuvieron ocupando suelo europeo hasta bien entrado el siglo XIX. Pero esto no impidió a los capos de la Unión Europea abrirles las puertas de nuestro continente a partir de 1945 y, de manera aún más numerosa, en los últimos 25 años.
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Aún así, nos repiten que el islam no tiene nada que ver con estos ataques, algo ridículo cuando se lee su libro de cabecera, el Corán, en el que se incluyen más de 250 versículos que animan a golpear, atacar y matar infieles. Esto no impidió a nuestros gobernantes importar (sin consultárselo a nadie) masivamente musulmanes por millones, dejar que los integristas de Arabia Saudí lideren el proceso de islamización de Europa, darles a esos inmigrantes todo tipo de ayudas para que se multipliquen (mientras que con los europeos hacen lo contrario) y, en definitiva, financiar nuestra destrucción con nuestro dinero.
Unos dirigentes de la UE que colaboraron con las invasiones de Libia, Siria e Iraq, que venden armas a Arabia Saudí y le dan vía libre para islamizar Europa, que se niegan a controlar las fronteras de la UE, que hace un año quisieron meternos a un millón de musulmanes “refugiados” dentro de nuestros países y que están negociando la entrada de 80 millones de turcos musulmanes hacia Europa. Hace unos meses todas las televisiones estaban defendiendo la entrada masiva de “refugiados” islámicos hacia Europa. Felipe González pedía que Europa acogiera a 20 millones de árabes musulmanes… Sólo hay dos explicaciones: nuestra prensa y gobiernos están controlados por enfermos mentales o por traidores.
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¿Y qué hacen para parar esto? Nada. Ni quieren ni pueden hacerlo. Siguen impasibles ante el aumento imparable del islam en Europa y, por otra parte, los servicios de inteligencia europeos reconocen que es totalmente imposible tener controlados a todos los yihadistas que se mueven en suelo europeo ¿cómo van a hacerlo cuando estos yihadistas tienen a su disposición barrios enteros con decenas de miles de musulmanes “moderados” que simpatizan con su causa?¿nos hemos olvidado de lo que ocurrió en el barrio bruselense de Moleenbeck hace unos meses, cuando un terrorista islámico se pasó meses escondido debido a la protección del barrio? En Francia, la población musulmana es tan numerosa que los islamistas ya se sienten con la fuerza suficiente como para actuar.
Y mientras tanto, mientras millones de islamistas siguen en las calles de Europa, aquellos que alertan sobre este proceso de auto-destrucción de Europa son perseguidos y encarcelados. El librero Pedro Varela ha estado a punto de ingresar en prisión, por iniciativa de la Fiscalía del Odio catalana, por vender libros “prohibidos” y por “incitar al odio”. La misma Fiscalía que, por lo visto, no ve problemas en que haya cientos de miles de musulmanes en Cataluña defendiendo el “discurso de odio” islamista. Y no es exclusivo de España. En toda Europa aquellos que se oponen a la destrucción de Europa son perseguidos. Este es el objetivo oculto de las “leyes contra el odio”: perseguir y encarcelar a los disidentes que se oponen a la destrucción de Europa.
Pedro Varela
Estamos hartos de minutos de silencio, de manos blancas, de “Je suis France”, de canturreos de La Marsellesa, de lacitos negros, de la canción “Imagine” y de que, una y otra vez, nos cuenten las mismas historias para que al final todo siga igual o peor. El problema es el terrorismo islamista pero también la islamización de Europa. Y al final, detrás de esa islamización, está la Unión Europea y su sucursal en España, el Régimen-78, con sus partidos, su prensa, sus ONGs, sus patronales, sus antirracistas, sus liberales y el resto del entramado anti-español y anti-europeo. Este entramado, el de los traidores internos, es el que tenemos que combatir, antes incluso que a los islamistas.
(1) Angela Merkel:»Alemania puede acoger a 500.000 refugiados al año»
(2) Aznar:»Las democracias europeas deben abrirse a la presencia al Islam»
(3) Felipe González:»Europa debe acoger a 20 millones de árabes musulmanes»
(4) Albert Rivera:»La cuota de 17.600 refugiados es baja para España»
De hecho los turcos siguen teniendo parte de territorio europeo ocupado, no nos olvidemos de Constantinopla