Los comicios electorales de Venezuela han trascendido a España debido a la oposición partitocrática del régimen del 78.

Los partidos políticos españoles con representación en el sainete de truhanes de Moliere se han plegado a los intereses de la oposición venezolana, que es drogodependiente de EEUU e Israel.

Oficialmente, aunque la fiabilidad del Gobierno venezolano es cero, Nicolás Maduro venció en los comicios electorales a Edmundo González Urrutia, lo que ha provocado la cólera de Aquiles de las fuerzas de la derecha sociológica en España, cuya exagerada implicación en lo que pasa en Venezuela nada tiene que ver con los intereses de España sino en los de Estados Unidos e Israel, países para los que realmente trabaja la «derecha» de nuestro país.

Obviamente, nuestras simpatías por Maduro, Zapatero y su banda del Foro de Puebla son nulas y ojalá abandone la presidencia de Venezuela, porque de lo contrario podemos ver otra estampida de cientos de miles de venezolanos hacia nuestro país, lo que convertiría en insostenible la situación migratoria en España. Además, Maduro excluye el concepto de la hispanidad (la auténtica, no la falsa leyenda rosa de los hispanchistas que justamente lo que busca es reemplazar a los españoles por indígenas americanos), visto a ojos de los nacionalistas españoles desde una perspectiva óptica histórica, no antropológica.

Maduro, al igual que Chávez, está sumido en la vorágine subversiva de la leyenda negra (por cierto igual que el noajista, minarquista, y anglófilo de Milei, que excluye el fenómeno de la hispanidad por el becerro de oro)

En Hispanoamérica ha demostrado ser contraproducente el concepto del socialismo del siglo XXI, que es un esputo al materialismo dialéctico de Plejanov, sensu contrario la oposición venezolana se ha sometido a la masonería, ergo es hija del liberalismo conservando todo lo negativo.

Tanto gobierno como oposición son nocivos para salvaguardar lo permanente: la soberanía nacional venezolana bañada por el mar del Caribe que arriba desde Valencia, Maracaibo, y Carabobo.

La situación venezolana con el Gobierno marxista actual es terrible pero con un gobierno constitucional-masónico volverían a la injerencia de los EEUU de América, siempre presente en cualquiera de las vertientes ideológicas que abarcan desde el liberalismo, el conservadurismo, y la socialdemocracia.

Mientras que en un gobierno nacional, como lo fue España en el régimen anterior, el país en cuestión es capaz de mantener cotas de soberanía muy altas, algo inaceptable para la mafia globalista.

Nosotros no somos inmovilistas, nos retrotraemos hacia el punto de partida (José Antonio Girón de Velasco)

Ni bolivarianos ni reaccionarios, ¡revolucionarios!

Nico Muñoz