Seis  y media de la tarde y el Ateneo de Madrid esperaba la llegada de Artur Mas y José Manuel García-Margallo que este martes protagonizaron un debate llamado «Cataluña, en la encrucijada». A las puertas aguardaba medio centenar  de personas con banderas de España, convocados bajo el lema “la unidad de España no se debate” se escucharon muchos gritos de indignación dirigidos hacia el expresidente de la Generalitat y mientras agentes de la Policía Nacional y varios furgones custodiaban el acceso al Teatro.

 

Los cánticos no cesaron durante la media hora previa al coloquio. «Corrupto» «traidor», «terrorista», «no nos os engañan, Cataluña es España» fueron las consignas más secundadas por todos los presentes. La tensión se palpaba en el ambiente, especialmente cuando llegaban los invitados al debate. Los manifestantes también cargaron contra el Ejecutivo del PP aprovechando la presencia del exministro de Asuntos Exteriores: «Gobierno, traidor, defiende a tu Nación», comenzaron a decir mientras agitaban las banderas.

 

Artur Mas entró escoltado al Ateneo.

 

En el interior del Ateneo la tensión continuó hasta el turno de preguntas. Las intervenciones de uno y otro generaban aplausos de sus seguidores y en más de una ocasión asistentes del público hicieron reproches y matices -especialmente a Mas- al término de su comparecencia. Las posturas entre el expresident regional y el exministro terminaron como empezaron: irreconciliables. Sólo les unió eso, su condición de “ex”, sobre lo que bromearon en más de una ocasión.

Artur Mas se dirigió al Teatro en calidad de “condenado por la justicia española a dos años de inhabilitación” Resultó obvio el tono de burla por una ridícula sentencia de inhabilitación cuando lo justo hubiese sido una condena por malversación, incitación al delito, utilización ilegitima de medios públicos, prevaricación, alta traición y sedición. Una condena que no le impedirá durante estos dos años ocupar cargos políticos en su partido y que además le permite presentarse como una víctima. Una burla más a la ciudadanía y una demostración clara de de que lado está el Poder.

 

Sobre la celebración del referéndum en este año, Mas afirmó no ser “adivino”, pero reconoció “confiar en que sí se hará” este 2017 “hasta donde yo sé, la Generalitat es firme”, concluyó después de insistir en que la pretensión de Cataluña “no es ningún golpe de Estado”. Lo que sí afeó el expresidentes regional al que fuera ministro de Exteriores de la nación fue que no diera “valor y contenido a lo que está ocurriendo en Cataluña” y que no aceptara que se trata de un “reto cívico y democrático, que ha pasado por todos los filtros y que se resuelve con votos y no con vetos”.

 

Margallo afirmó que estaba “en las antípodas de lo expuesto por Mas”, dijo ser “español ante todo” resaltando la importancia de que la unidad es “el bien más preciado que tenemos”, tildó  de “suicido” el desafío independentista. “Una crisis económica se supera, pero la disolución de España es un hecho irreversible”. Pero siguió sin explicar por que el gobierno de su partido no adopta medidas de emergencia para frenar este desafío teniendo, en este asunto, la ley y la razón absoluta plenamente de su parte ¿Cobardía o traición?

 

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El sindicalista Jesús Muñoz, del TNS, al megáfono.