Lo que ha hecho Nacho Cano, el ex compositor de Mecano, es fomentar el neoesclavismo en pleno siglo XXI. Ha hecho falta este caso para que la gente se dé cuenta del coladero de «turistas latinos» que es el aeropuerto de Barajas, por el que cientos de miles de personas entran cada año en España y se quedan ilegalmente cuando se les termina el visado.

La derecha sociológica y la socialdemócracia, en connivencia con las formaciones progresistas, no han ejercido más que una vuelta de rosca en base a usar a la inmigración ilegal para sus fines y lucros personales.

Los que somos de esencia e idiosincrasia nacionalista e identitarios españoles y detestamos a la constitución española, rechazamos de facto la inmigración masiva legal, alegal e ilegal proveniente de países africanos e hispanoaméricanos, ya que son usadas, entre otras cosas, como mano de obra barata.

Los liberales y conservadores sociales aprovechan sus penosas circunstancias y la coyuntura para explotarles mediante el neoesclavismo sumido en un nuevo neocolonialismo en Europa; la asimilación cultural africana e hispanoamericana es un hecho empírico, no discutible.

Mientras que los progresistas, interculturales y desnacionalizados les hacen el juego a las mafias que operan a orillas del mar mediterráneo y del océano Atlántico.

La inmundicia que representa Nacho Cano es igual de nauseabunda que la de la familia Bardem. La diferencia es notoria: los unos miran a babor y los otros a estribor, pero convergen en la asimilación pluriétnica y no antropológica del ethos.

Nicolás Muñoz.